domingo, 26 de agosto de 2018

Tarantas y Quebrantos

Sueños de plata
al calor de tu piel de nácar.
Sarmientos al ras del camino,
legados de poetas infinitos,
entre versos que advierten
el triste devenir del destino.

Un blanco se enamoró de la Luna
al escucharla cantar por bulerías.
Se deshizo en piropos de amor,
lloro el niño del payo en su cuna
al advertir el amor de su padre
por la madre de los gitanos de raza pura.

En el callejón de los ahogados.
dos cíngaros oyeron
que alguien amaba a su matriarca
con intenciones extrañas.
No hay peor final
que una venganza.
No hay mayor rumor,
que los que corren en silencio.

Escucharon que decían,
que habían visto que un día
a un hombre se le congeló la mirada
al escuchar la hermosa tonada
salir de la garganta de su madre
antes de despertar la mañana.

Le buscaron entre las sombras de la noche,
con las pupilas dilatadas
en sus ojos de gatos.
Trataron de descifrar los misterios,
querían ajusticiar tal atropello,
no podía un payo amar a su madre 
más de lo que lo hacían ellos.

Blandían los cuchillos
al caminar por la gitanería.
Intentaban escudarse en el miedo
del chocar de los metales,
antes que mostrar sus miedos
cómo viles mortales.

Comenzaba a rasgarse el cielo,
y los adoquines se llenaron de humedad.
A lo lejos un portalón se abrió.
La silueta de un hombre con sombrero,
un bastón y el mismo compás
que el paso de un torero.

¿Dónde vas payo?
Le gritaron a lo lejos
los dos cales al blanco,
y este les contesto sin miedo.
Voy a aplaudir a vuestra madre
porque me he enamorado
de su voz de arrullo y aguacero,
de su miedo a perder
el duende de un cante sincero.

Tran, tran, tran.
Saltaron por los aires las vidas.
Golpearon los morados.
El suelo se encharcó de sangre.
y los rumores se quedaron encallados.

Tirititran, trantero
La injusticia del comadreo
tres vidas se había cobrado.
Había dos gitanos y un payo
en el rojo piso tirados
por amor al arte del canto amado.

De noche la Luna tatareaba
y el niño del payo gimotea
al compás de una guitarra
entre tarantas y quebrantos.
Entonces el murmullo del viento
sopla una simple coplilla.

Luna acuna al niño.
Se ha quedado solo sin su padre
y a ti te faltan dos hijos.
Que no falte nunca una madre
para un huérfano de arte.

Que la música viva
en nuestros corazones,
da igual la raza y la condición.
Que nos despeine el baile
de las melodías al aire.

Olvídame o dispara

Con la cara partía,
con la lengua mordía,
con tu si, con tu no,
suplicando de rodillas,
que no hay más muerte
que la que acecha de día
tras confesar tal vez,
te quería.

Con el sueño en desvelo,
las ilusiones rozando el suelo,
no quisiera morirme
sin decir si quiero,
a tus miedos y a tus peros,
a tus noes y mis peores deseos.

Cerraré está maleta,
desprenderé mi careta
de truhán y de poeta.
Arrancaré aquella receta
que se había quedado obsoleta
para dejar de ser perfectos
cómo dos niños probetas.

Escaparé tras la puerta,
recogeré la nostalgia.
Guardaré en la cartera
la sonrisa sincera
que me salió cara,
así que tras el portazo
olvídame o dispara.

martes, 7 de agosto de 2018

El Camino

Cuando sea difícil encontrar el rumbo,
sigue el rastro que dejaron tu sueños.
Antes de quedarse atrás
dejaron un rastro de lágrimas
vestidas de desilusión.
Antes de echar a volar
dejaron la realidad en la mesilla
que tienes junto al corazón.

Nadie dijo tener el mapa
para seguir el camino deseado.
El orgullo nos negó reconocer
que habíamos sido derrotados
por nuestra vanidad.
La falsa humildad nos venció
antes que la lección hubiese terminado.

Cometimos el error de no leer
entre las líneas no escritas
por quienes perdieron batallas marchitas.
Sangramos por vivir las guerras
que otros soldados dejaron olvidadas.
La luz, y su penumbra.
El Sol, sin sombra.
El tiempo se oculta a la par
que la verdad se vislumbra.

No hay héroes que escriban su historia
sin sangre de los que murieron.
Forma parte de la narración incoherente
de quien mata para salvar su misión.
No hay vencidos sin sed de venganza,
ni heridos sin cicatrices en el corazón.

Todo es blanco y negro.
Ensordecemos al escuchar nuestro propio yo.
Nada será lo mismo.
El tiempo dejará de medirse igual.
Dejaremos de escuchar el caer de los miedos.
Hace tiempo nos quedamos sordos,
y apenas ayer nos olvidamos de ser sinceros.

Puedes dejar de creer en nosotros,
pero busca tu esencia,
busca la verdad
para mantener la ilusión intacta,
busca el camino.
Trata de mantener la semilla
qué creció en nuestro interior.
Siente al ser humano que llevas dentro.
Siente que tú único aval
seguirá siendo el tiempo.

Culpable del hielo

Me siento culpable  de robar sueños inocentes. Culpable por robar sueños de inocencia infantil. Culpable del hielo que mantiene vivo los mie...