Mi pequeño se puso su capa de superhéroe para volver a salvarnos una vez mas. Nos rescató de otra batalla casi perdida. Nos volvió a dar una lección más de sacrificio y fuerza. Es la actitud propia de un guerrero. Esos que luchan con el corazón por escudo, esos que saben que solo se ganan las guerras cuando peleas mirando a los ojos de tu enemigo. Quien a hierro mata a sentimiento muere. Una verdad absoluta donde las haya, porque sólo somos fibras nerviosas directas al impulso y al delirio del los sentidos. Asi es él, mi héroe. Puro amor. Con sus gafas de rayos láser y su pelo revuelto. Con la sonrisa de quien se siente confiado. Vino de nuevo con su capa azul, para recordarnos que la vida es un instante, un segundo efímero. Un adiós sin tiempo para decir hasta luego. Por eso llegó al rescate de los que aun somos ingenuos, porque si quieres puedes, y si no inténtalo, y después ya lo vemos. Pequeño genio maldito, cuanto te quiero.
Hay lugares donde escapamos sin necesidad de movernos del sitio, este pretende ser uno de ellos. Disfruten de su estancia y sientan las palabras.
miércoles, 11 de junio de 2014
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