Soñé con goles.
Amagué regates.
Dibujé millones de lineas de pase.
Perdí tantos partidos como vencí,
Conseguí ganar amigos
y olvidar rivales.
Hice del balón más que un amigo
y del fútbol una extraña religión
que compartir con mi padre
El equipo se convirtió en familia
y por bandera ondeó el coraje.
Quise ser capitán y escudero,
peleé hasta el final de cada parte.
Ahora la ilusión se apaga,
y la botas se aflojan...
La camiseta deja de ser piel
y la cabeza es más sensata
que dos cansadas piernas.
Un último partido.
Falta de aliento...
Ritmo, frecuencia, intensidad.
Esfuerzo, sacrificio, corazón.
Falta brillo en los ojos.
Me robaron la ilusión.
Se olvida el grito del gol,
los ojos se llenan de impotencia.
Deja de rodar el balón,
Te ahogas sin remedio
entre un mar de piernas,
te disfrazas de polizón.
Fue duro levantarse,
sabiéndose de antemano perdedor,
pero quien cae derrotado de verdad
es quien no le pone corazón.
Fue duro decir adiós,
a algo que de verdad se amó.
Hay lugares donde escapamos sin necesidad de movernos del sitio, este pretende ser uno de ellos. Disfruten de su estancia y sientan las palabras.
sábado, 27 de septiembre de 2014
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