Que el reloj deje de marcar las horas,
que las flores olvidadas presidan el jarrón,
que el agua se enturbie en el vaso,
que nadie te abroche el pantalón.
Que las palabras sean del mundo,
que el privilegio sea la igualdad,
que los corazones con que me enfundo
latan conmigo al compás.
Que suenen campanas de boda,
que canten lamentos en un funeral,
que las palabras se ahoguen en llanto
sin distinguir tristeza o felicidad.
Que la izquierda se ponga del derecho,
que el derecho sea una obligación,
que el diestro aprenda a sufrir en el ruedo
lo que el zurdo vive al salir el Sol.
Que digan que soy alegre,
que a veces lloro sin razón,
que las mentiras son menos mentiras
si el que las dice soy yo.
Que haya amaneceres con Luna,
que la noche ilumine a Soledad,
que los pies se despeguen de las sombras
y a ritmo bailemos un vals.
Que la tierra se trague tus pasos,
que las palomas del cielo dejen de volar,
que el egoísmo deje de hipnotizar
y caigamos en brazos de la libertad.
Hay lugares donde escapamos sin necesidad de movernos del sitio, este pretende ser uno de ellos. Disfruten de su estancia y sientan las palabras.
martes, 16 de octubre de 2012
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