El poeta nació con el dolor dentro,
con la angustia de quien se muere en silencio,
el lector se recogió en las letras
para aprender de los misteriosos secretos
de quien protagoniza estos textos.
El poeta nació del vientre de la Luna,
y la luna como madre le colmo
del inspiración entre el amor y la ternura.
No siente la necesidad
de escribir por escribir.
No quiere transmitir nada.
Su vida puede ser una balsa de aceite
en la que cualquiera puede subir
y no alterar esta esplanada
en la que está anclado,
esperando una cosquilla del viento,
una caricia de lo bello
de aquella huidiza una mirada.
Quiere que se apague la luz
y que nadie pregunte por él.
Que todo siga su rumbo,
que el reloj pase las horas
como los pasos siguen hacia delante
sin detenerse en los recuerdos,
sin ausentarse de los adentros.
Quiere no querer,
perdido en la incertidumbre del ser,
y en el misterio de quien fue.
Sentir sin que llegue a doler,
quizá entre el algodón
del gaseado vestido de aquella mujer
aunque todo sea diferente,
es difícil de creer.
No siente la necesidad
de contar historias.
Muchas os llenaron de lágrimas,
las menos se abrazaron a la ironía.
Otras se disfrazaron
con los trajes de vuestras vidas,
y eso fue lo que hizo grande
a su amada musa,
a la eternidad de la poesía.
Hay lugares donde escapamos sin necesidad de movernos del sitio, este pretende ser uno de ellos. Disfruten de su estancia y sientan las palabras.
miércoles, 22 de junio de 2011
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