Ya no queda sensibilidad,
ya no queda nada, no queda aire...
No quedan sueños, no queda alma...
Ya no nos queda nada
solo nos queda desenvainar la espada.
Ya no quedas tú, ni quedo yo,
no queda una caricia sobre la piel,
ni un recuerdo emocionado del ayer,
no queda una canción ni un poema,
solo queda la mentira que dejó... ¿Quién?
Ya no quedan ganas de soñar,
ni pesadillas en las que despertar.
Ya no queda nada por acabar,
ni mucho menos algo nuevo por empezar,
sólo queda odio, solo falsedad.
Ya no queda la realidad, ni un abrazo,
ni un ápice de sinceridad...
No queda menos que ayer ni más que mañana,
queda lo que nos queda,
aunque la envidia se lo llevará.
¿Qué nos queda?
Despertemos del tormento,
dame la mano, toma la que era mi verdad...
¿Qué nos queda?
Lo que hay delante de nosotros,
el sexto sentido rara vez nos fallará.
Hay lugares donde escapamos sin necesidad de movernos del sitio, este pretende ser uno de ellos. Disfruten de su estancia y sientan las palabras.
lunes, 22 de noviembre de 2010
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