Mares de ansiedad
desde que te fuiste de mis brazos
lloro lágrimas de sal
que deslucen tu estancia en mi regazo
y mis pensamientos ahogados
cuando todo se daba por acabado.
El cielo azul se enturbia
entorno al añil de las nubes de otoño,
amoratando soledades vagas
tras los golpes de los sueños
de aquel niño que un día fui
y que siempre estará dentro de ti.
Garabatos hago en mi memoria
intentando no se bien que,
quizás por olvidar lo que ha de venir
y recordar lo que tuve que olvidar
polvo del camino,
viento contra mi.
Recuerdos de mi infancia
en un patio de colegio
donde un día un corazón se rompió
por mirar aquella ninfa
que aun hoy mora
en la guarida de tu mente.
Pasajes de soledad,
miro a los rostros de la gente
cuando me cruzo al caminar
intentando imaginar vidas,
recuerdos, sueños por olvidar,
a veces suyos a veces mi verdad.
Enfurecido me giro
ante el impulso que me crea
aquella niña que no deja de gritar
que no dejará de llorar.
Hay lugares donde escapamos sin necesidad de movernos del sitio, este pretende ser uno de ellos. Disfruten de su estancia y sientan las palabras.
martes, 15 de diciembre de 2009
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