sábado, 10 de enero de 2015

Tardes de melancolía

Todo se vistió de silencio,
y el mar en calma se revolvió
para devolvernos
fotogramas de un recuerdo
que habíamos tratado de olvidar. 

El tiempo se puso el traje añil
de las tardes de melancolía.
Nadie dijo que vivir fuese fácil.
Nadie la dijo a tiempo que la quería.
Silencio y tempestad.
Dolor. Dolor. Sin más.

Agachó la mirada al suelo gris
y cruzó vagamente la mirada
por las dependencias semi-derruidas.
Se marchó. Sin mirar atrás. Corría.

Como quien odia mas el pasado
que quien echa de menos lo vivido.
De aquella lágrima que se deslizó
por su cara solo queda el surco
por el que recorrió la mejilla
hasta caer al suelo hundido.

Lo bueno de las lágrimas es
que son como nubes negras,
Cuando se derraman
la paz se apodera de todo
y solo queda un mal recuerdo.

Recogió del suelo
una pequeña maleta cartón
con sus pertenencias.
Quiso dejar atrás sus recuerdo, 
y se marchó sin más.
Caminó hacia un nuevo despertar.

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