viernes, 21 de octubre de 2011

Estrela dourada (... El Camino de Santiago)

Cae la noche lentamente
y las farolas se encienden
con miedo a molestar;
aunque la única verdad,
es que son el maquillaje perfecto
que le falta a esta ciudad.
Ahí queda Madrid,
aquí comienzan mis pasos,
mi senda estrellada,
mi cansado e ilusionado caminar.

Desde que baje del tren,
hasta este preciso momento,
no he dejado de pensar en ti.
He perseguido tus señales,
me he dejado llevar por el viento,
he sido aire puro,
he sido alma
al ciento por ciento.

Las sendas nacen a la par
que el verdecobrizo
viste al caminante
los pies al andar,
para alcanzar un sueño
para hacerlo realidad.
Maizales a un lado,
trigales verdes al otro,
y los pinares dejan de cubrir
el frondoso sendero.
La tierra y los cantos
tiñen de plata el suelo
y caen los pájaros
a mitad de vuelo.
Emigrar es la oportunidad
para empezar de cero.

Mis pies se conducen impasibles,
se dirigen solos, indirigibles.
Mortales calambres
desprenden estas llagas
que resquebrajan el suelo,
así descubro lo lejos
que queda nuestro cielo.

Alfombra dura de asfalto,
y las plantas se relajan a su paso,
aunque crecen tranquilas,
nuestra ansías por llegar,
la velocidad se aligera,
piensa en el ahora,
y no en lo que vendrá.
Me dirijo sin miedo,
hacia otro bosque frondoso,
hacia otro camino sincero,
esta vez pienso en mi,
ahora se lo que quiero.

Duermo tranquilo y relajado.
mis pies se quiebran de dolor
y espero que sigan ahí
cuando en mitad de la noche
me tenga que despertar.
Las lenguas se confunden,
entre el que sigue la fé,
o sus propios sentimientos.
Es de noche
y el peregrino al dormir
no necesita cuentos,
lo juro, lo entiendo.

Los ojos se deslumbran
ante los primeros rayos del día
que la luz nos brinda,
que el amanecer somnoliente
nos sorprenda incoherentes,
que su calor nos cubra.
Peregrinos vocacionales,
competiciones personales,
premisas y promesas familiares
y no cabe una duda,
ya no eres lo mismo.

El caminante sigue su paso
sin deuda que adeudar,
sin duda que haga dudar,
sin perder la cara al sendero,
se olvida del frío en otoño;
se acuerda de que el hielo
es amante fiel
del maldito y blanco
mes de Enero.

Subidas infinitas al cielo,
con los pies teñidos de rojo infierno.
Descensos tranquilos al averno,
como si fuésemos ángeles negros,
por perder el oro del sendero,
hoy no llegaremos primeros.

Flechas de punta amarilla
nos guían en nuestra ruta,
hasta esa última curva.
La estela dourada,
la concha grabada
desde el río del camino
hasta el plateado destino.

Un suspiro y ya está,
las gaitas se oyen cantar.
Un arco de medio punto,
una curva y esa plaza,
vestida de mar y nácar,
la desnudo con mi mirar.
A la izquierda nace de ella,
la majestuosidad, el Obradoiro
la infinita y engalanada Catedral.

Piedra a piedra se eleva,
armadura de metálica colosal.
El campanario intenta tocar el cielo
como cuando fuimos niños
jugamos a ser un ave libre
y creímos llegarlo alcanzar.
El peregrino se siente pequeño
cuando bajo su falda
se tumba a descansar.

Atardece y cambia el disfraz,
lo que era de la luz y el azul,
ahora se adueña de las meigas
y se ponen las pieles
de las algas del mar,
se viste de esperanza y miedo,
por lo que vendrá mañana
cuando volvamos a empezar.

Es posible un mundo nuevo,
caen los dictadores,
y el terrorismo dirá "Nunca más",
Es posible que hasta
algún viejo diablo
se vuelva a enamorar,
es posible que algún día,
esa flecha del camino,
alcance mi corazón.

Esas dudas son de meigas,
sus escobas mágicas
se las llevarán a un cuarto oscuro,
del que no saldrán,
en el que morirán tranquilas,
hermanadas de soledad.
Rua abaixo camino,
y no vuelvo a mirar atrás.

Cae la noche una vez más,
y las farolas vuelven a alumbrar,
pero esta vez no maquillan Madrid,
esta vez es Santiago
quien me quiere enamorar,
quien se viste para mi,
y salimos a soñar
antes de dormir.
Sueño con mi madre,
su promesa está cumplida,
espero que esté orgullosa de mi.
Orgulloso camino
pronto volveré,
es lo único que prometí.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Fugaz

A paso lento,
apenas sin desplazarme del sitio,
disfruto de cada rincón
en el que te besé alguna vez.
El tiempo se detiene
y tu silueta se dibuja al frente.

Entonces me imagino
que entre miradas cautivas de amar
te acaricio una y mil veces mas,
y mi sonrisa ilusa
ilumina la calle oscura,
y te intento besar.

Me acerco lentamente a tu rostro,
me baño en el mar de tus ojos,
y cuando alcanzo a besar
tus ansiados labios
desapareces y no vuelves más.

Mi recuerdo vuelve a vagar,
entre mi mundo y el real.
Y mis lágrimas me vuelven a ahogar
para bañarme los ojos
y mostrarme el filo roto
de una copa de cristal.

Bebo la sangre de mis labios,
bebo para olvidar,
para emborracharme de sentimientos
que no volverán,
que se irán de nuevo,
para volver otro día fugaz.

sábado, 8 de octubre de 2011

La careta espectral

Cuando la verdad se empeña en abrirnos los ojos, nos damos cuenta de que estamos en una novena planta y con tan solo unos centimetros de cornisa bajo nuestros pies. El resto está todo en el aire. El resto es todo divagar y divagar hasta que la realidad consigue encontrarnos y en ese momento te encuentras solo en mitad de un bosque de arboles milenarios, frondosos y extensos que no permiten que veas la luz por ningún agujero. Ni una simple rendija por la que el blanco destello cruce a encontrarse con mi rostro para calentar una idea.

Hoy me he encontrado con esa verdad. He descubierto el bofetón del tiempo sobre el mentón porque veo que ni la palabra amistad engloba en si el significado de la sinceridad, ni lo que honestamente se merece la misma, porque ella en su composición son siete letras y cada una es una de las partes de las siete maravillas que el hombre trajo a la Tierra; porque veo que las cuentas de esto que nos empeñamos en llamar vida no cuadran y el negativo no se convierte en un mas, descubriendo a cada instante que cuanto mas sincero eres, mas se oculta la realidad porque uno mismo se intenta autoconvencer de que debe haber mas buena gente que mala gente.

Esta vida se agarra a la tabla de salvación que nos puede dar el hecho que nuestros ojos se queden ciegos de tanto mirar, el que entre nosotros ya no quede nada, ni tan solo un pedacito de aquella vieja y gastada historia, de la que un día presumimos y de la que cuanto más polvo la cubre, más real se vuelve la mentira con la que nos obcecamos en vestirla. Nunca entendimos de moda a pesar que nos empeñamos en hacer de cada instante una pasarela de transfugos momentos que se han escapado por la puerta de atrás del mismo modo que para entrar la derribaron. La casa de los espectros se ha declarado en ruinas porque estos hechos ya no ejercen de cimientos y no soportan el peso de una mentira como tejado, ni de una lágrima sobre el papel mojado. Todo sigue igual, todo es parte de la consciencia de nuestros sentimientos, es un aleteo de un pájaro migrando al norte en busca de hermanos de blanca tez con los que volar hacía una mentira disfrazada de verdad.

Cada uno somos de nuestro padre y de nuestra madre. Algunos pares de zapatillas cansados de correr por delante para ser necios y no conocer lo que es la sinceridad del Alma que me acabo de encontrar escondido en mi mochila, sumergido en la botella de oxigeno que enviamos al fondo de este mar en busca de la última verdad. La pleamar lo envuelve, las olas las arrastran, las empapan y todo sucede como si nada de forma natural, sin dejar ningun rasguño entre tus pensamientos de buena mañana. La verdad es la verdad y no queda más que sentarse y aceptarla porque así, simplemente se proyectan sobre el grís y se rasgan las palabras manchadas.

Empieza a ser inútil esto de ser legal. Desde hace algún tiempo cada uno se vuelca en pensar en sí y nada nos va a hacer cambiar esa idea y mucho menos va a ser ahora que queremos estar sólos, porque despúes de lo que hemos visto creo que esa es la mejor opción si se juntan dos o más aunque no quieran compartir un mismo corazón, aunque para uno sea mucho el alcohol que hay en una botella de licor. Prefiero quedarme agarrado al brazo de la Soledad, al menos se que ella no me fallará y que me queda la poesía, las historias que veo a través de este sucio cristal, que emborrona la imagen pero que se enfoca a la realidad. Como todas las historias de amor, tarde o temprano tienen un final. Esta ha cavado su propia fosa sin que ninguno hiciesemos nada por parar. Dejamos que se hundiese en sus actos porque quizas no nos sentimos como los amigos se sienten de verdad. Todo empieza, todo acaba y tras el final, todo vuelve a empezar. Los espectros desaparecen, las caretas eran nuestra única verdad.

viernes, 7 de octubre de 2011

Un viaje sin retorno

La última raya de cocaína sirvió para volar más allá de este universo. Esa línea pasajera que recorrió desde el espejo a su cerebro en avión se fusionó con miles de recuerdos que se habían quedado pegados en las distintas membranas de la masa gris. Se despertaron todos de golpe.

La aglomeración que causaron en su cuerpo produjeron el colapso mas absoluto que jamás se pudo imaginar en las carreteras de acceso a la capital de su cuerpo. Todos quisieron ser los primeros, todos querían proyectarse a través de los ojos inyectados en sangre. Eran sublimes, alucinógenos. Se sentían inmortales, se sabían irracionales. Se dispararon las alarmas de la cabeza. Una sirena precoz e incesante, no dejaba de sonar, repetitivamente, pidiendo auxilio en morse. Saturaban cualquier idea que se aproximase a la realidad. Todo aquello en su cabeza era lo mas parecido a una alarma nuclear ya que la radiación había llegado a sus tejidos.

Neuronas anestesiadas de feromonas de excitación. Adulteras sensaciones. El alma se prostituye dentro de lo que desde niño todas sus experiencias construyen y se olvidan los valores sembrados por tu madre con el mimo de un agricultor a la tierra. Se rompen las ilusiones a cada nueva bocanada de aire, es indescifrable el secreto de tus sensaciones, nadie lo puede saber, no se asemeja a nada, hoy ya no se caza sin cepo. Tu cuerpo se evade de ti y ya nada es tuyo, sientes ser del aire. Eres el vacío que gobiernan las galaxias aún sin descubrir. Te crees mas listo, más fuerte, más rápido. Eres increíble, pero no por ser algo fuera de lo común sino porque ya nadie te cree.

Mezclas el polvo con el alcohol y esa llama que ahora prende por dentro tu cuerpo, fue una chispa casi apagada un momento antes. Eres terriblemente mortal una vez solo queden ascuas dentro de ti y eso te aterroriza, es algo frenético. Y esa sensación te come por dentro; es por eso por lo que cada vez necesites más y más para volar por encima nuestra. Mira que hablamos veces del miedo a volar, y tú confesaste vértigo, y hoy ahí te ves, disfrazado de ave de paso, volando a veces alto, a veces raso, volando hacia el sol. Pero tu destino es caer en picado al suelo y eso en el fondo lo sabes.

Un callejón oscuro, una farola encendida a lo lejos y aquella palidez de hielo necesitaba respirar. Nunca me pediste ayuda, alguna vez me la robaste. Te sentaste lentamente en el suelo, dejando resbalar tu espalda por la pared igual que hacen las lágrimas por el rostro de una madre cuando su hijo no la entiende, cuando intenta luchar por él y este no agarra la mano como lo hizo de niño, más bien la deshecha. Sacaste de tu bolsillo la última bolsita de papel y la miraste en un mar de dudas. Abriste el capullo y te fusionaste de nuevo con aquello que estaba dentro. Un nuevo despegue, un viaje sin retorno, un billete de ida para no volver a sentarse en la misma mesa que nosotros. Tu plato está puesto y nosotros ya hemos comido. Nadie llorará tu ausencia porque tu sólo te lo buscaste. Nadie será cómplice porque hicimos lo que pudimos. Simplemente tu no aceptaste nuestra ayuda. Tú eras más fuerte, más rápido, más listo y así te ves ahora.

martes, 4 de octubre de 2011

Y llegaste tú

Y así llegaste tú, camuflado en el desdén del niño descarado. Entre los gritos de jubilo y alegría; a los que sorprendiste la última tarde de verano que aún se adentraba en el mes de Octubre resistiendo a invernar durante otros nueve interminables meses, entre sus gélidos abrazos y sus floridos besos. Llegaste despistado, como si nada, sin darte la importancia que te mereces, entre gotas finas de lluvia y miradas bucólicas en los atardeceres de entretiempo.

Desde cualquier mirador de la colina más hermosa y recóndita de nuestros lugares preferidos de este país se te divisa. Y así nos vas cubriendo como el jersey, que ahora mismo cubre mi piel. Llegas igual de despeinado que un amanecer después de una noche haciendo el amor con una almohada inquieta que aún conserva el aroma de aquella amante dormida que se marchó para no volver. Así eres tú, eres un susurro imperceptible a cualquier oído, eres el minuto que no pasará sin mirar de nuevo los encantos de aquel femenino balcón, eres la inseguridad de una fría estación. Las bienvenidas nunca fueron mejores que las despedidas. Quizás no sean las más hermosas, pero son las que pintaste de colores ocres en tu lienzo en blanco, con trazos desiguales y aleatorios, sin orden, sin calcular donde está el trazo más auténtico de nuestras manos, sin saber que te quiero es el más hermoso de los que se han dicho.

Mis ojos se cubren con estas gafas de sol porque de vez en cuando entre las paredes que pusiste en el cielo se abre una ventana y deja pasar un haz de luz tan intenso como alegre y revoluciona todas mis fibras. Esa mentirosa iluminación nos desnuda y los virus nos abrazan como aquella pareja de enamorados que se desean antes de que llegue el anochecer. Irritable es el olor en nuestras pituitarias, y los papeles resecan nuestras pieles, porque a veces nos rozan. Otras nos cubren los pies espontáneos y no nos damos cuenta, o al menos intentamos no hacerlo, porque ello significa tantas cosas. Uno tras otro te repites en ruedas de flamenco, en tres por cuatro. Es indiscutible el compás de estos ciclos, la música es dueña de los sentimientos, y se adentra en todas las grietas donde hay vida, o al menos donde intenta respirar el tiempo. Así llegaste tú.

Ya sabes que cada día es mas corto, y así hasta que mueras en el umbral del frío mas intenso, y así se dormirá otro año para que después de la gestación de una mujer vuelvas a nacer una vez más. No pesarás mas de cuatro kilos. Nuestra próxima fiesta para cuando vuelvas será de bienvenida y las guirnaldas serán marrones, las cadenetas se prenderan entre hayas y encinas, y los almendros florecen para volver a despedirse cuando te vayas. Ellos siempre se irán antes que nosotros. siempre tuvieron el vicio de creerse los más bellos. Yo por mi parte me descalzaré y caminaré sobre esta alfombra cobriza que nos regalaste tras tu último viaje. Sentiré el gélido suelo bajo ella, y esperaré que una bella dama quiera desnudarme como tú hiciste con nuestra madre. Ella te será infiel al sur de sus caderas, mientras que con tu mirada te persigue y permite que le arranques las telas que la cubren el torso. Las mujeres siempre tuvieron esa astucia, fueron las señoras de la argucia, las mejores armas las tienen su cintura, sus aromas, sus cabellos, sus miradas rasgadas. Ellas fueron por lo general más amantes que amadas.

Y así llegaste tú. Así como despistado entre mis versos, entre la sutileza de las palabras, entre cómplices miradas, entre noches y mañanas de amor a la desesperada. Antes de que amanezca la primavera de tu torso sin ropa, antes de que mi mirada se clave en los cuadros de tu falda, antes de que mi imaginación abrase mis manos, dime que eres tú mi mejor amante. Dime que este mundo es el tuyo y el mío, dime que eres y seras siempre en mi corazón una de las partes más importantes. Dime que eres tú quien se quedó para ser brillo de diamante cuando recuerde a mi padre. Yo esperaré a que vuelvas inquieto como siempre lo hice, impaciente e impactante.

sábado, 1 de octubre de 2011

Eres...

Eres como las luces de neón,
sugerente, llamativa y quemas,
si te intento tocar.
Eres esa luz que apunta al norte,
eres la parte de mi estrella polar,
eres frío en Agosto
y calor en Enero por igual.

Eres el menos
y a veces eres el mas,
pero lo que mas me gusta de ti
es el valor que sale
detrás del igual.
Eres una bola de fuego
a punto de explotar
que igual te conviertes
en el agua que la apagará.

Eres espacio ingrávido,
eres tierra firme
y agua dulce en el mar.
Eres el trocito del cielo
que siempre he soñado tocar.

Eres parte de un sueño,
eres real sin ser real.
Eres para mi un pensamiento,
eres esa idea universal.
Eres letra en poesía,
eres la historia que pasará,
eres la parte insostenible
del futuro que vendrá.

Eres canto de un niño,
eres parte de la nana
de una madre que relajará.
Eres infierno despistado,
eres el paraíso
que nos encerrará.

Eres mí piedra en el zapato,
eres quien mis heridas curará.
Eres tú, y tú, y tú.
Eres quien se quedará a mi lado,
quien me llevará a la meta final.

Culpable del hielo

Me siento culpable  de robar sueños inocentes. Culpable por robar sueños de inocencia infantil. Culpable del hielo que mantiene vivo los mie...