sábado, 29 de septiembre de 2012

Disparar al corazón

Como crujen las maderas de mi ventana cuando furiosa golpeas toda tu ira y tu vuelta, que vuela como un trozo de papel que se queda olvidado en el suelo y juega a bailar abrazado al viento.  

Hemos sido tantas veces otros, como otros fueron ayer, y mentimos porque ellos también se han disfrazado de mentira. Pero hoy; hoy me disfracé de sonrisa y sinceridad, con mis zapatos de payaso y mis parches en el pantalón. Las pinturas de mi cara las trajo la vergüenza de pronunciar te quiero al oído, bajito y solo para ti, pero a los ojos de todo el mundo, amor. Quizás podamos apagar el fuego, y retener el agua, pero es imposible detener un sentimiento, y más si la barquita del amor navega en sus aguas.

Entre sus velas blancas de papel, un pincel travieso se inspiró en tu piel, y te dibujó para que el viento bese tus mejillas al empujarme a navegar, donde duermen los eternos, donde viajan las palabras que escupe el silencio, y quizás así encuentre remando entre las palmeras de una isla desierta el cofre del mayor tesoro de la humanidad, el tesoro de los besos que no se dan.

Ahora suenan mis pisadas al andar. La humedad se ha pegado al suelo con tanta intensidad como te abrazaré cuando vuelva a verte. Y así entre gotas de frío, nuestros dientes que antes castañeaban tendrán que enfrentarse al calor de los labios que amainan el temporal de la mañana al despertar. Tras ese beso que pone todo del revés ya nada será igual, porque tu veneno ahora ahoga mis lágrimas, y los pájaros se quedaron en el suelo con el resto de los animales para pasear. Los árboles serán presididos por los frutos rojos del alma dispuesta a amar. Agítala cuando esté madura, hazme caer, para tenderme la mano y levantarme; ahora bien te digo no me toques, no molestes si lo único que quieres es recolectar.

Quizá mañana, el frío cale mis huesos, y las lágrimas por vender el alma para amar borraran la sonrisa magenta pintada por el carmín de esos labios que se tatuaron en el lugar de mi cuerpo que solo yo se encontrar. Quizá mañana dejemos de sumar uno mas uno para ser dos por uno, dispuestos a ser cualquier resultado tras el igual. Si positivo o negativo, que más da. Lo único importante es hacer lo que hay que hacer porque el corazón manda y su salud es capital.  Perdóname, si tras mostrarte mis principios, te robé la libertad. Y lo siento si te mostré mis principios, cuando más cerca se encuentra el final. Me desplomo en el suelo, y fallezco harto de vivir esta locura inaguantable que se llama amar.

Que me entierren entre bosques de letras, que las flores que me llevéis tengan vuestro perfume, porque vosotros y este mundo tal como es, sois mi única verdad. Amaos con el corazón y dejar de un lado la razón si lo que buscáis es la felicidad...

Adiós el viento me arrastra, mi barquita vuelve a zarpar mar adentro, el viento sopla tu vela y mi alma henchida mira atrás. Nostalgias. Recuerdos poco antes de saber cual es la verdad. Luces blancas. Cuerpos ligeros. Luces blancas. Luces... No hay nada ni queda nadie más.

Nos quedamos solos con el aire, el aroma a rosas y la maldita y ansiada libertad. El imperio es vuestro. No dudéis si hay que luchar, disparar al corazón, pero con balas cargadas de vida para amar.

El juego de la vida


Mi si, mi no; mis dudas y las tuyas, los miedos y los fracasos, la cobardía y la inconsciencia, mi dolor y tu clemencia conviven todas juntas en el piso franco de nuestras reminiscencias. 

Me empeciné en que debía ser así cuando los antónimos de tus ideales se encargaron de gobernar este país de locos que separa tu vida y la mía, a veces almas insulares. Aunque soy más bien una península rodeada de agua por tres partes, menos por la cabeza que sigue ligada al verbo amar.

Te resbalas; te tiendo la mano y te levantas sola. Tú lloras y yo te ofrezco mi pañuelo, pero prefieres tu manga; caminas cabizbaja y yo paso mi hombro por tu espalda con intención de erguirte para que el universo contemple la obra de arte que Dios y tu madre hicieron con tu rostro aunque te empeñas en taparlo con tu bufanda alegando que el mundo es demasiado frío y la piel se irrita por la deshidratada velocidad con que vivimos.

Somos mortales, somos fugaces, pero ni por unas ni por otras conseguimos brillar.  Somos algo más que un soplo de viento viejo o una humana idea llamada libertad. Somos sentimientos libres y aires imposibles de alcanzar.

Mis principios, tus finales; mis calores, tus vestidos invernales, mis deseos contigo son propios de las almas infernales. Mis sueños, tus pesadillas, son las mismas aunque al final sea yo quien chilla. Las sonrisas apenas se dibujan, y si lo hacen son sigilosas y pasan en silencio, de puntillas. Entonces me rindo, me doy de bruces e hinco mis maltrechas rodillas, y los nervios me clavan con fiereza el látigo de la desdicha en mis costillas.

Fuego y agua, llama y arroyo, incendio el alma mientras me ahogo en silencio, en las profundidades del mar que se estanca, en la eternidad en calma. El ardor era intenso, y mi estómago está maltrecho del irremediable dolor que alimentaron tus píldoras de sentimientos, las pastillas del infierno.

Entonces camino largo e intenso, buscando alejarme de todos y de ti, buscando un hueco por el que escaparme, una salida y cuando la encuentro me devuelve a la casilla de partida. Mis dados, salen dobles y comienza de nuevo el juego de la vida.

Queda un día menos y la tristeza será conquistada por fin por un pellizco de alegría. Seré optimista, algún día serás feliz, algún día cuando todo acabe serás la belleza divina que al amanecer nos ilumina. Y yo quedaré ciego mientras viva, porque al fin de la jornada, serás mía.

Princesas de Septiembre

Hay princesas que aparecen en Septiembre
vestidas de niebla y de abrazo,
de mujer de sonrisa florecida
cuando el otoño se empeña
en ponerte el vestido ocre,
cuando el silencio del frío empieza
a comerle terreno al ruidoso verano.

Tu sonrisa iluminará
los días cortos de luz,
mientras que yo te contemplaré
desde la distancia
esperando a que la noche
no caiga eternamente.

El brillo de tus ojos
centelleará más que las estrellas
y la Luna saldrá insomne
y volátil a buscarte.
Yo intentaré sujetarte,
me gustaría pedirte
que te quedases aquí,
conmigo a mi lado,
en la misma baldosa de vida y respirar
la misma molécula de oxígeno que tú.
Pero mis dudas me asaltaran
y se cubrirán de ligeros parpadeos
entre el si y el no,
entre el cielo y la tierra.

Me gustaría que te quedases aquí, conmigo,
porque aquella noche en que te vi,
una runa se colocó de forma
que me dibujó el futuro
y allí pude verme,
no sé si fue deseo o realidad,
pero lo vi contigo
entre jardines de rosas frescas,
entre aromas de azahar,
conquistando distintas ciudades y países,
subiendo a la Torre Eiffel,
y desde allí divisar
a todos aquellos que un día
nos robaron la alegría.

Nuestras carcajadas serán
la banda sonora de un telefilme que acabará
con una inmensa lluvia de pétalos sobre ti,
y con el Sol entregado a todo aquello
que soñé algún día
y por supuesto a tus siluetas
que serán el mapa que dibujará
el camino que debemos andar.

Seremos fieles al norte
e insensatos con el sur,
seremos sonrisas con lágrimas
porque al fin somos aire,
y volamos sobre todos
y nadie puede alcanzarnos,
nadie excepto el miedo
del que quiero alejarte
porque seré ese que merece
llevarte a cruzar eternamente la inmensidad
de los distintos tonos del color azul.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Decidí cambiar el mundo

Decidí cambiar el mundo y no te pregunté si tenias ganas de vivir en un lugar nuevo donde solo brille el Sol y en el que si tiene que llover que sea porque lloremos de felicidad. Decidí cambiar el mundo, así de repente, porque la hipocresía crece más alto que los árboles milenarios y su sombra nos deja una extraña palidez. Quizá todo sea parte del sueño de ayer noche, o de dormirme pensando en que todo puede ser posible si le ponemos ganas pero, decidí cambiar el mundo, y decidí pensar en ti antes de pensar en mi. Decidí anteponer tus sensaciones a mis sentimientos, porque sólo con pasión podemos cambiar el odio por los besos que queremos.

Tal vez sea un tanto utópico, sea un ansiado lugar al que viajar, pero si ayer conseguimos conquistar la luna; no caeremos derrotados en la guerra por la felicidad, no nos vencerá un batallón de soldados con los ojos vendados, porque no quieran darse de bruces con la realidad; no seremos extraños si a casa conseguimos arribar, a pesar de que el puchero esté apagado, la comida fría y la riña de la abuela esperándonos porque lleguemos tarde no se vuelva a escuchar. Volver a casa, es volver a sonreír. Volver a casa es sinónimo de humanidad, es luchar por buscar tu pedazo de felicidad.

Hoy decidí cambiar el mundo. Arrojé las apolilladas prendas que me vestían por la ventana, y las palomas blancas de alma se decidieron a entrar y sacarme a volar. Aunaron fuerzas, y me elevaron mas alto de lo que jamas pude imaginar. Volamos alto y sin turbulencias, me llevaron al nido del que salimos todos, al origen de la originaria originalidad, al lugar donde el silencio es música celestial, y los besos son obligados al despertar. Decidí cambiar el mundo, sin contar contigo la verdad. Decidí hacerlo porque esta sorpresa es el regalo que se da antes de encender la luces de Navidad, y no espero que te guste, porque lo hice así sin más. Seguro que así viviremos mas a gusto, y dormiremos de noche de un tirón, no tendremos que preocuparnos por nada, podremos despertar sin la incertidumbre que provocan las alarmas al sonar. Seremos parte de una sonrisa, seremos dueños del tesoro mas ansiado que podamos conquistar, seremos el sinónimo de la libertad.

Decidí cambiar el mundo, dando por hecho que tú también lo deseabas, y que nos sentaremos mano con mano a trabajar por alcanzar algo más allá de lo que hayamos podido imaginar. Nos sentaremos a construir un castillo de naipes inquebrantable, esperando que venga a poner a prueba sus cimientos un huracán llamado Crueldad; porque también decidí romper la tradición de nombrar a los huracanes con nombre de mujer. Supongo que será porque la madre de la vida es una mujer y eso pesa mas que ser el rey de la destrucción fatal, el dueño del polvo y la tierra desmembrada, el padre de la pobreza y la desgracia social.

Decidí cambiar el mundo, para poder llevarte de la mano a viajar, porque siempre quedarán lugares infinitos donde podamos volar. Siempre quedará la sonrisa empañada por tu aliento tras el cristal, y seremos libres, por el mero hecho de ansiar la libertad, porque nos pertenece y somos dueños de las estrellas infinitas que se esconden detrás de las constelaciones que nuestra vista no alcanza a divisar. Decidí secar de lágrimas el rostro de quien decidió llorar por penar. Decidí ser vuestro y que mi vida la juzgaseis así sin mas. Decidí que la condena más alta que debo pagar es perder la ilusión por vivir y por amar, porque soy un sueño anclado en las pupilas y algún día los sueños se harán realidad. Decidí por ti pero esta vez para regalarte un mundo de verdad.

sábado, 15 de septiembre de 2012

El viejo verano

El verano se va apagando
y empieza a envejecer en silencio
porque despierto y le miro de reojo,
contemplo con asombro su piel,
en la que tiene algunas arrugas mas que ayer.
Su sonrisa cada vez es mas falsa,
y sus ojos me miran
sin la verdad que lo hizo en Julio.
Septiembre le arrebató sinceridad,
sin mirarle de frente;
por la espalda, cobarde,
adueñándose de su alma,
y desparramando por el suelo
cada minuto, cada hora,
en que volamos alto y en libertad.

El viejo y cálido verano
tiene las manos y los pies fríos.
La sangre cada vez llega
con menos fuerza a las extremidades
y los recuerdos de los buenos momentos
se agolpan en las pupilas
e incluso alguna vez
lo hacen con tanta fuerza
que obligan a los ojos
a derramar alguna lágrima, ácida,
que quema todo rastro
de aquellos segundos en que éramos felices.

El viejo verano
toma una copa de vino,
a la sombra de los arboles
que se empiezan a desnudar.
Se emborracha de momentos,
cuenta cuentos sin final,
se hace mayor de repente,
es abuelo sin ser papá,
toma el bastón para apoyarse,
anhela lo pasado, y masculla el que dirán,
olvida lo vivido y obvia lo que vendrá,
le da igual lo que venga,
por que lo que venga el no lo vivirá.
Se vuelve egoísta y filosofo por igual,
le gusta dar las clases de vida
que sabe que no vivirá.

El viejo verano se hace mayor
a medida que la temperatura desciende
y su frecuencia cardiaca fatiga
cada minuto malo vivido;
azota con las fustas
de los sueños por cumplir
a nuestra vaga memora,
a nuestra frustrada ilusión
y la ahoga presionándola
con fuerza contra la almohada,
dejándola pálida e inerte
en el colchón de las promesas incumplidas
por cada uno de nosotros,
aquellos olvidados días,
en los que nos juramos hacer realidad
 la mayor parte de nuestras ilusiones.

martes, 11 de septiembre de 2012

La vida es...

La vida es menos vida,
cuando he de aprender a vivir sin ti,
sin los cantos de sirena,
sin las noches de bohemia,
sin las flores en Abril.

La vida es menos vida,
si buscamos sentido a vivir,
si somos tesoros preciosos
en manos de insensatos piratas
que atemorizan los sentimientos
encerrados en cofres por abrir.

La vida es menos vida
si pierdes la torpeza
del niño que comienza
a montar en bicicleta,
si manejas con pericia
los hilos de la marioneta

La vida es menos vida
si ya no llama a la puerta de nuestros ojos,
la palabra ingenuidad,
si ya no agarramos de la mano,
la inocencia de un nuevo despertar.

La vida es menos vida,
sin ti a mi lado,
sin mi sobre ti,
como cuando sin quererlo
nos sorprendió el primer amor,
a solas bajo un cielo gris añil.

Culpable del hielo

Me siento culpable  de robar sueños inocentes. Culpable por robar sueños de inocencia infantil. Culpable del hielo que mantiene vivo los mie...