lunes, 27 de noviembre de 2023

La Fama

Al brillo, a la luz, al éxito y la fama

es fácil acostumbrarse.

Tiene buen gancho, 

no necesita publicidad,

diluye cualquier interrogante.

Tiene tacto suave, 

y un perfume de miel que atrapa.


La mirada seductora,

sin apenas abrir los ojos,

sin necesidad de usar filtros

que mezclen azules verdes o rojos

y un deje en la voz

a medio camino 

entre la arena y la resaca,

a medio gas 

entre la fatiga y el agotamiento.


Todos los focos 

apuntan hacia ella.

Todos están pendientes de su próximo éxito,

solo esperan que como mínimo iguale

a su último “hit”.

Una nueva oportunidad para mostrar

que siempre está a la altura de dar

su mejor versión.


La fama está tan cansada de ser,

que sigue siendo famosa sin querer.

Despiadadamente reconocible,

indescifrablemente pública,

inesperadamente lúdica.

Todos hablan de ella sin conocerla,

con tantos argumentos que

creen conocer su vida,

y lo que generan es rabia e ira.


¿Cuál es la marca que distingue

entre llama e incendio?

Sueña con fundirse 

entre humo y cenizas.

Quiere confundirte 

para que no sepas distinguir 

la realidad del sueño,

lo divino del infierno.


No muestra síntomas de debilidad, 

pero la fragilidad forma parte

de su piel a punto de romperse

por las cicatrices 

ya cosidas en mas de cien remiendos.

La fama no es amiga de llorar,

pero las lágrimas y la soledad

de estar sola entre tanta gente

le recuerdan que solo ella

sabe cual es su verdad.


jueves, 16 de noviembre de 2023

Tu ego

 Allá tú con tu ego… Allá tú.

Allá tú con la soberbia.

Cierra la puerta y vete. 

Tras las sombras

mas allá de la oscuridad del día.


Mis demonios salieron a la luz.

Me volví loco,

arañaron partes de mi cuerpo

que jamas había sentido vivas.

Me arrancaron el alma,

me robaron la alegría.


Me costó respirar.

Estuve congelado por fuera,

durante días, semanas y meses,

pero en un minúsculo rincón, 

en la última fibra de músculo 

de mi maltrecho corazón,

la sangre seguía fluyendo.


Desde ahi dentro viviría con mas distancia,

con la calma y la esperanza 

de ir cosiendo una a una mis heridas.

Curando las dagas que clavaste en mi.

Reconociéndome, reconstruyéndome.


Pero ahora vete, vete,

donde nadie pueda verte, vete

Deseaste mi vida, 

me la trataste de arrancar de golpe,

pero aquí estoy, sigo vivo.

A pesar de los intentos por arrancarmela.

Se llama Envidia, 

si, es ella y la conoces. 

¿Sabes ya quién te digo?


Ahora allá tú.

tus miedos y tu ego.

Tu soledad.

Ahora sécate las lágrimas.

Y busca el resguardo de la levedad.


Ahora en la oscuridad

su brillo te cegó y cuelga del abismo 

una y otra vez la misma soga

hasta el acorde final.


Lo siento pero no puedo perdonar,

hay puñaladas que por más que intentes

a pesar de las cicatrices 

no se curan ni se llegan a olvidar.


viernes, 10 de noviembre de 2023

Expiación propia (y ajena)

 Mi cara se arrugó,

el brillo de mis ojos se apagó 

lo cambié por unas ojeras

porque ahora las preocupaciones 

no me dejan dormir.


Mi pelo se despeinó, se tiñó de gris,

y de repente dejé de soñar.

Abandoné las letras y las canciones

cargué la mochila de obligaciones,

me sobrepasó la vida, 

como un mercancías lento 

con la firmeza del que avanza por su vía 

con rumbo fijo a su destino.


Empecé a vivir para dentro,

perdí a mucha gente, 

otros se quedaron en el camino,

algunos los aparté de mi

pero aún los quiero.

Los enfados, los desvelos, los cabreos,

no saber pedir perdón

nos convierte en ogros 

con el corazón de piedra.


Vivir demasiada intensamente,

con las emociones a flor de piel.

Creerme con la posesión de la razón,

la cabezonería por bandera,

auto protegerme y no escuchar

por miedo a salir siquiera magullado.


El vértigo a caer y no saber levantarme.

El equilibrio para que nadie salga herido

al final acaba con uno mismo 

lamiéndose sus miedos

mascullando por las esquinas,

todo estaba mal… pero no.

Quién está mal era yo.


¿Dónde se escaparon las ilusiones?

¿Dónde las dejé olvidadas?

Probablemente las guardé en aquella caja

que aún sigue criando polvo sin abrir

en altillo de algún trastero

donde los recuerdos duermen

entre la oscuridad y la levedad del tiempo,

entre los buenos momentos y el ojalá vuelvan,

entre suspiros y añoranzas al final de todo,

me olvidé de vivir.


Me olvidé de vivir

y me olvidé de ti,

olvidé que si he llegado hasta aquí 

en parte es gracias 

a cada paso que he dado 

agarrando tu mano sosteniéndonos,

sujetándonos a cada paso en falso que dimos,

evitando dejarnos caer,

pero a veces el vacío 

nos conduce a un callejón 

en el que siempre es de noche

y da igual cerrar los ojos,

que tenerlos bien abiertos.

Recuerda que lo importante 

es vivir y saber sentir.


A todo esto, 

y después de todo el mundo 

de quién me olvidé,

me acordé de mi,

y entre acorde y acorde, 

algún poema escribí.


Quizás perdón quiera pedir,

pero ni para eso sirvo

y si lo lees esto es para ti.

Expiar las culpas por si mañana 

me da por encargar un traje de madera.

Últimamente es un pensamiento 

muy recurrente ese de abandonar 

mi cuerpo de aquí,

para convertirme en un ser orgánico 

y alcanzar otra forma de vivir,

y como quiero ser aire y sangre

porque ambos son vida,

necesito aligerar peso de mi alma

bien para flotar, bien para fluir.


Por eso, si me guardas rencor,

desde aquí va este

“Te pido perdón, lo siento, 

no me guardes rencor.

¿Podemos volver a vivir?”

No tengo que rendir cuentas a nadie

pero como dijo Pau

“Vivir es urgente”

y hoy que el llanto de mi niño me desveló

y ahora ya no puedo dormir,

necesito descansar y sobre todo 

quiero que volvamos a soñar.


Culpable del hielo

Me siento culpable  de robar sueños inocentes. Culpable por robar sueños de inocencia infantil. Culpable del hielo que mantiene vivo los mie...