Recuerdo cuando las tardes
se comían la noche
igual que tú y yo
nos comíamos la boca
con los ojos cerrados
y sin tocarnos los labios.
Nuestra mirada lo decía todo.
No hubo mayor declaración de amor
que la de nuestros ojos
buscándose furtivos entre tanta gente.
Fuimos capaces de encender luces
con el palpitar de nuestras emociones.
Era tanto tanto amor…
Éramos sólo tu y yo
Aún recuerdo que me hice mayor
aquel verano de conciertos repetidos,
de ron y limón, y noches infinitas,
de “¿dónde estás? que voy a verte”,
de te acompaño a casa,
no quiero que vayas sola
y ya nos (ll)amamos.
Aquel el último solsticio
de noches solapadas a días,
aquel fue el último año en que
la brisa del amanecer
me acarició la cara antes de dormir,
entonces comer apenas alimentaba
y vivir era mas satisfactorio
que simplemente estar vivi
Ahora que recuerdo,
me di cuenta que crecí lo suficiente
para no recordar que hace tiempo
que ya no me acuerdo
de aquellos días
en que colgaba mis ilusiones
y al rato hasta yo mismo
estaba en desacuerdo.