miércoles, 6 de noviembre de 2013

Robaron la luz

Al amanecer le robaron la luz...
Faltaba el brillo
de unos ojos pequeños,
y ¿donde estabas tú?.
Tú, sin tus aires de grandeza,
tú, siendo tú, en la riqueza
y en la pedregosa pobreza.
Tú, que saliste corriendo
esperando huir de la tristeza.

Se escondieron las estrellas.
Nadie se atrevió a ser valiente,
nadie se enfrentó a la oscuridad,
ni a la soledad permanente.
Los miedos nos hirieron,
se escaparon entre nosotros,
esperando a ser absorbidos
por las inseguridades tatuadas
en el corazón de otro.

Se escaparon los motivos,
se acostaron salvajes los dormidos,
se durmieron en la boca
unos besos desagradecidos,
y tú, bendita virgen martirizada,
seguías sin estar entre mis brazos,
al despertar de mis sentidos,
al claudicar de los suspiros.

Al amanecer le confundieron con otro.
A la clarividente conciencia
la sacaron de los últimos cajones,
a los castizos "mis cojones"
los colgaron por sus viriles razones.
A ellos por ser ellos,
los últimos románticos de madrugada,
les exiliaron de los reinos de sueños.
A ellas por ser bellas,
las relegaron a protagonistas secundarias
de cuentos de princesas y doncellas.

A la humillación la llaman cura de humildad.
A la vergüenza la dicen dignidad,
al miedo le disfrazaron de timidez,
y a la educación, la visten de usted,
sin sentirlo, ni merecerlo, sin tú, sin piel.
A los valores de la educación,
les exilian de quien más los merece.
A quien no los merecen,
les abren las piernas
y entre malos modos, fenecen.

Si vives te tildan de loco,
si callas te matan de a pocos,
si yo sigo siendo yo,
regalo un corazón roto,
una alma desgastada
y una mirada sincera y clara
al despertar de otra mañana pero
al amanecer le robaron la luz
y ya no sentimos nada.

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