sábado, 29 de septiembre de 2018

Retales

Quiero hablar de ella, pero su armonía me arrastró mar adentro. Entre arrullos marinos salvajes y ninfas de sal, descubrí que a veces el sonido de las olas es el mejor inicio para una canción. Me dejaré llevar por la arena y la sal que varan mi cuerpo hasta alta mar, sin permitir que me ahogue. Solo guiándome por el peso de mi alma, por veintiún gramos de libertad, de valores y emociones encaladas por la erosión del agua. Solo agua.

Trate de descifrar el mensaje pero el código de sus letras estaba oculto tras un conjuro invisible. Sólo quien conseguía poner al mismo compás su corazón y el ritmo de aquella bulería con aires de Picasso tenía el privilegio de descubrir el tesoro. Se hacía llamar música. Se llama vida.

Abandonó tierra firme tras los pasos de lo antiguo. Se sintió herida por salir de boca de quien no la siente, de quien ve en ella una forma violenta de comunicación. Siempre estuvo abierta a mezclarse con otros, pero se le revolvía la sangre al mezclarse con las nuevas tecnologías. Tiene ese punto clásico, ese toque bohemio, esa cultura del siglo XX, esa educación por decir las cosas ornamentalmente, llenando de matices las palabras, dejando jugar al receptor con su mensaje, en ocasiones monocromático, otras estéreo, otras con la dualidad de enfrentarse a que siente el abajo firmante y que nos dice nuestra propia piel al captar el mensaje.

Ahora los retales de los que se despojó antes de salir volando se enganchan en las antenas. Sintetizadores y autotunes. Ordenadores del tamaño de una mano, que rehacen ritmos de cuatro por cuatro. Voces que ni sienten, ni padecen. Followers e influencers. Contenidos huecos de sentido. Mensajes banales y cargados de una retórica absurda. Vacía de contenido. Aunque con un denominador común. Hacerte bailar sin saber qué, ni cómo. Simple y errática.

Volverá, porque todo vuelve. Siempre hay un hilo que nos une a nuestros orígenes. La raíz siempre sigue en el mismo sitio a pesar que nos transplanten. La raíz... Ahí está la cuestión. La raíz... Da vida y no hace crecer. La raíz. La música es cuestión de raíz, de saber de dónde vienes y que quieres contar y vivir.

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