jueves, 9 de octubre de 2025

Luz de mi vida

Me quité la camiseta

y al rozar tu piel supe

que serías parte de mí para siempre,

como yo lo sería de ti.

Tus ojos rasgados,

tu piel intacta,

tu aroma a vida

se volvieron la chispa

que me impulsa a despertar cada mañana.


Seis años han pasado,

mi bebé se hizo niña,

como Cenicienta convertida 

en princesa de cuento.

Iluminas mi mundo

con tu sonrisa,

con tus sueños,

con el brillo de tu mirada

llena de pequeñas eternidades.


Respiras al compás de la música,

entre danzas, piruetas y juegos imposibles.

Tu inconformismo innato

te lleva a intentarlo una y otra vez,

sin rendirte.

Ojalá siempre sea tu lema:

volar, insistir, soñar.


Cuando dibujas, el mundo se detiene.

Con trazos sencillos inventas universos,

das forma a colores que antes no existían,

y pintas puentes invisibles

entre tu imaginación y la realidad.

En cada hoja de papel 

dejas un pedacito de ti,

y en cada dibujo descubro 

nuevas maneras de quererte.


Te pierdes en los cuentos

como quien abre una puerta secreta.

Escuchas cada palabra 

con los ojos muy abiertos,

y los personajes cobran vida,

saltan de las páginas 

y te acompañan en tus juegos.


Princesas, dragones, 

héroes y animales fantásticos

habitan tu mundo interior,

y con ellos aprendes

que todo es posible

si se sueña con el corazón.


Construyes mundos con tus manos,

inventas historias con tu risa,

y cada día me enseñas

que la maravilla está 

en los pequeños detalles:

el brillo de un lápiz,

el susurro de un cuento antes de dormir,

la magia de una pirueta que desafía la gravedad.


Sigo prometiéndome verte crecer,

seguir tus pasos y tus vuelos,

acompañar tus risas y tus silencios,

y guardar cada instante

como un tesoro que será nuestro para siempre.

Desde que llegaste,

nada importa más que tu luz,

tu alegría, tu curiosidad infinita,

y la certeza de que cada día a tu lado

es un regalo que quiero celebrar

una y otra vez,

para siempre.


viernes, 26 de septiembre de 2025

Memoria en Ruinas

En blanco y negro gira la mirada,

ruinas sobre ruinas se levantan,

ruina de hombres,

memoria en ruinas, ruina de esperanza,

runas de guerra y de hambre grabadas.


La vida engendra a la muerte,

la muerte siembra batallas,

la guerra consume la vida.

Si Dios existe, qué farsa sagrada:

que abra su ventana y mire la desgracia.


La lucha no era este fuego,

el sacrificio no era de sangre.

La verdad arde en el pecho,

y el dolor, nunca sana en balde,

con un pañuelo blanco ondeando al aire.


Tanta verdad se oculta en la mentira

que ninguna se distingue ya,

pues la primera,

por siempre manchada,

se disfraza de duda envenenada.


Suenan ráfagas al viento,

se alza el polvo,

cuerpos caen a la tierra,

y niños, sin consuelo,

pierden alma y tiempo.


Cuando se desarme el conflicto,

olvidarás tus miedos,

guardarás tus recuerdos en sombras,

y en un sofá sin rumbo

seguirás la farsa del destino incierto.


Pero habrá quien recuerde

una tierra, una familia,

mientras arrancaron de raíz su vida,

aún le quedará otra vida

que vivir en este nuevo día.


Con la amarga voz en la herida,

seguiremos contando lo vivido,

tejiendo en la memoria una salida,

alzando luz sobre el camino,

y haciendo de la vida un motivo.

lunes, 7 de julio de 2025

Amarga memoria

Se oye el rubor del mar de fondo.

Las gaviotas aleteando al alba,

el sol empezando a remontar

la línea del horizonte

y yo intentando recordar

los motivos que me llevaron

a olvidarte.


Cada día vuelvo a ser más yo

y menos tuyo.

Poco queda ya de aquel niño

a quien el amor golpeó

a miles de kilómetros de casa

y engañó en la suya,

Nada queda ya de mi

y todo por ti.

Inevitablemente vivir

invita a cicatrizar.


Esta amarga memoria,

ya no quiere ser gilipollas,

no olvida que lo vivido forma parte

de esta trampa llamada vida,

y a pesar de los desengaños,

cada vez es más adictiva.


Ahora que trato de disimular

el paso del tiempo,

mi piel cansada, el pelo cano,

la falta de vitalidad en mis formas,

tengo la experiencia que necesité

cuando de verdad necesitaba

vivir hasta agotar la vitalidad.


Tridilio

 Fiel compañera luna,

en noches en vela

que el frío arropa la duda.


Te espero al borde de la cama

esperando a desbordar

tu cuerpo de caricias.


Sigilosa reptas por las sábanas, 

como el cazador 

antes de hacer presa.


Bajan las pulsaciones,

aceleras mis respiraciones,

disparas tensiones y dilataciones.


El aire recuerda que estamos vivos,

y el cuarto embriagado 

del perfume de tu desnudez.


La comisura de tus labios

calma la sed de mi mundo, 

sequía árida de tantos fallidos años.


Descubres el mapa que oculto

entre las cicatrices y las llagas

de la última vez que me vestí en llamas.


Me pierdo en el mar de tus ojos,

oculto bajo aquellos pómulos 

cansados de tantos sueños perdidos.


Que las yemas de tus dedos

desbloqueen mi cuerpo 

y descubran mi caja de Pandora.


Sácame el corazón,

y déjalo encima de la mesa.

Que hable de emoción.


Sometamos el pasado 

a un tercer grado,

fiscalicemos los miedos.


Cadena perpetua sin tregua,

para aquellos 

que se van de la lengua.


Diseccionemos sentimientos,

bañémoslos en lágrimas,

que no ceje el empeño.


Hacía tiempo que no estaba, ni te esperaba.

Te exasperas. Me desesperaba.

Y a la noche la descubrió el alba.


Los cuerpos caen rendidos,

los sueños se desvelan

despreciados sometidos.



Sin más

los sentimientos emigraron de mi cuerpo

como los vencejos al sur 

cuando la del mes de Septiembre 

es la primera hoja en caer del Otoño.


la emoción hace tiempo desgranó la piel

que me vestía cuando la inocencia me abrazaba.

me abandoné, me dejé ir, me ausenté de mí mismo.

clavé mi mirada en un espejo, y ya no estaba allí.


presagie mi muerte, presidí mi funeral.

la cabeza se despegó del cuerpo,

mi tranco se alargó tanto que simuló trotar

no me hizo falta tal, hace tiempo que no estaba, sin más. 


sin pulso ni impulso, sin uso y sin querer amar,

y olvidé que lo que realmente quería 

no era marchar sino permanecer y estar,

quería reir, gritar, cantar y amar.


quería sanar mi cabeza, quería volver a la piel

y a dar cuerda al corazón para amar desde dentro

desde la raíz y la tierra que da sentido a la vida

y da comienzo a un nuevo día.

lunes, 9 de junio de 2025

Honor

 Siempre me dijeron que

el hombre viste por los pies,

que la palabra es

el contrato más valioso

y que esos pactos

están para cumplirse.


Pero los ideales fueron ideales

cuando los hombres eran eso:

hombres.


Ahora que todo es instantáneo,

que los caprichos gobiernan la sociedad,

que nos ocultamos para nombrar las verdades

y vivimos en el mundo de

«tiro la piedra y escondo la mano»,


las palabras huecas se clavan

como cuchillos en la espalda,

heridas que desgarran el corazón.


Los valores se deprecian,

los principios presagian finales,

y huracanes de ira

arrasan cualquier vestigio

de nuestra emoción,

condenándola al ocaso.


Y así, en el teatro de lo efímero,

nuestras voces se quiebran

antes de nacer,

se convierten en ecos

en pasillos vacíos,

en susurros de un deseo

que ya nadie recuerda.


El silencio se viste de gala

con máscaras de indiferencia,

y cada promesa

se torna ruina

entre los dedos que alguna vez la forjaron.


¿Dónde quedó el pulso firme

de quien desafía al miedo

con un puño de certezas?

Se ahogó en la tinta

derramada de la duda,

se perdió en la niebla

de un mañana que nadie espera.


Pero aún late, tenue,

la chispa obstinada

de quienes saben que la palabra

no es un juego:

es el puente

entre el anhelo y el hecho,

la brújula que orienta

el caos de lo posible.


Si levantamos los escombros

de tanta promesa rota,

podremos reconstruir

un pacto nuevo,

donde cada verso

sea un juramento de vida,

y cada gesto,

un acto de regreso

a la hondura del ser.


Que la voz no sea flecha

para herir en silencio,

sino lámpara que alumbre

la sombra

donde nace el coraje.


Que las manos, al estrecharse,

sientan la fuerza

de quienes, aún en ruinas,

siguen creyendo

en el poder

de una sola palabra:

honor.

Luz de mi vida

Me quité la camiseta y al rozar tu piel supe que serías parte de mí para siempre, como yo lo sería de ti. Tus ojos rasgados, tu piel intacta...