Escapemos juntos. Vente conmigo, lejos…
No sé si será mejor o peor, pero prometo cuidarte, velar por
tus sueños mientras duermes. Vivir lo que tengamos que vivir. Ser uno, ser
tuyo, íntegramente tuyo. Seremos la luz que se cuela por la persiana al amanecer,
seremos ese hilo de aire que se escapa tras un suspiro, seremos agua corriendo
sin cesar hacia el mar igual que nosotros nos encaminamos a cientos de finales
desembocando en tantas verdades que nos duelen, uniéndonos inconscientes a las
realidades, a las vidas que se impregnan de nosotros y se atan a nuestros
recuerdos haciéndonos imposible llegar a tiempo, impidiendo que nos enamoremos
a tiempo, y dejándolo todo abocado a las puertas del cielo, cuando San Pedro
nos diga que descendamos los peldaños por los que hemos subido por infringir
las sumisas reglas de la sociedad que nos enmarca, que nos encuadra, que nos
apunta, que nos dispara para manchar con nuestras sangre inocente los lienzos
blancos del frío suelo de mármol que tantas veces nos ha servido para erizar
nuestras pieles cuando andamos descalzo sobre él. Seremos hijos del infierno
sin propiedades, sin adjetivos. Pero seremos luz porque seremos nosotros
mismos, mientras ellos serán espectros.
Escapemos juntos. Vente conmigo, lejos…
No sé si será mejor o peor, pero prometo cuidarte, darte el
aire que te haga falta para respirar. Soltar la soga que él puso alrededor de
tu cuello, asfixiándote, ahogándote, dejándote sin respiración, lavándote la
cara con tus lágrimas para escribir en el suelo los versos mas tristes que se
puedan escribir con el maquillaje que se desprende de tu cara sobre el cuaderno
blanco de los sentimientos que él ha ido borrando por no saber más que traerte
dolor y daño, perfumándote en odio y rencor, arrancándote de un mordisco el
corazón, dejándote sola y en silencio, a la deriva del viento que te trajo a
mi, al son de los tambores que retumban en mi interior. Sigamos juntos,
caminemos hacia el futuro, sin recoger el pasado. Nos iremos dejando las deudas
pendientes, y las cuentas sin pagar. Haciendo borrón y cuenta nueva en esto que
algunos se empeñan en llamar amar, en esta cuestión, que mas que interrogación
es exclamación, en un sujeto indirecto soy pasivo de admiración. El tesoro está
en la profundidad de tus ojos, en el fondo de tu personalidad, entre brumas y
sombras que se agotan al salir el Sol. La llave la llevas guardada en el corazón.
Escapemos juntos. Vente conmigo, lejos…
No sé si será mejor o peor, pero prometo cuidarte, descansarás
tranquila, de noche, buscaremos inauditos paisajes a pie, aparcaremos vivir
subidos a la velocidad de un lujoso coche. Seremos transeúntes. Seremos dos
locos, dándoles igual lo que se pregunten, porque nuestros besos estarán
delante para aquellos que nos juzguen. El viaje prometo que será largo y las
intenciones las mejores, y el cielo se cubrirá de telas de mil colores, para
que la alegría nos despierte con el aroma de las flores. Seremos diferentes.
Seremos tú y yo, y el, y ellos se removerán en su sofá de arenas movedizas
hundiéndose, sumergiéndose. Prometo salvarlos antes de que se ahoguen, pero es
que antes tengo que hacerte feliz. Tú eres lo importante, tú eres lo más
grande. Tú eres mi estrella errante, la persona que se esconde detrás de
cualquier sombra de un gigante. Seremos aire, para que respiren los que
quisieron asfixiarnos. Se ahogaran de tanto como seremos porque a pesar de todo
seremos inmortales, seremos amantes de galaxias siderales, seremos leyes
fundamentales. Dibujaremos corazones con las estrellas, y que nos admiren como admiraron
a la mujer más bella. Devoraremos misterios para coronarte reina, mi dueña.
Escapemos juntos. Vente conmigo, lejos… Alcanzaremos el
cielo.
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