Y llegó mi niña.
Vestida de vida,
rebosante de alegría.
Sólo con suspirar
el mundo se para
para contemplar su risa.
Me muerdo los labios de la emoción
las lágrimas se tatúan la felicidad,
baila, grita, ríe, salta,
no dejes de comerte el mundo con tu “mirá”
Y llegó mi niña,
para dislocarme la boca y el corazón,
con su lengua de trapo
y su ganas de aprender a cada rato
La raíz crece dentro del corazón
regada de amores y momentos
para beber de la savia de los sentimientos.
El nuevo amanecer,
el despertar de un nuevo día,
el latido indomable,
el rugido de la bella Lucía.
Los quejidos nocturnos,
el crujir de tu cuna a cada respiración,
y en la boca un beso se meció.
Sus manos, su piel, la nube
donde guarda mi bebé su perfume,
su hilo de seda, su sino y mi ayer,
me duelen los labios
por los besos que no te daré.
La calma de la reina,
el peón de un tablero de ajedrez,
todo es un juego
y aún me queda que aprender,
de ti, de tus ganas de crecer.
La vida no ha hecho más que empezar
y mi partida vuelve a la casilla inicial.
Me falta tu sueño que no alcanzo a conciliar.