jueves, 17 de diciembre de 2020

Los mismos errores del futuro

Pronto volverá la normalidad.

Abrirán los bares y las iglesias

para dar cobijo a sus fieles,

las sábanas de los hoteles

abrirán sus piernas a los infieles.


Los besos de Judas,

las noches de sexo y desvelos 

de orgasmos y dudas.

Antidepresivos y alcohol,

remedios caseros para el mal de amor.


Desescalaremos de nuevo Everest.

Descenderemos la tasa de infectados.

Desautorizaremos las reuniones

y por mas que des, 

desde deseo tus besos

a desnudos nos deleitaremos,

desde que des lo que des,

al alma le duele el desdén.


Quizás no entiendes, pero sientes.

Quizás no recibas, pero no olvides 

que es mejor que creer

únicamente aquello que ves.


Cuando las mascarillas masajeaban la piel, 

el alcohol llenaba los vasos,

y brindábamos por lo que vendría,

aunque al final fuese mentira.


Saltábamos los muros, 

soltábamos las cadenas

que nos ataban tan fuertes

que dañábamos las extremidades 

antes de rasgar el pasado.


Mañana haremos lo mismo,

pero no reescribiremos el pasado

y viviremos el dejà-vu 

de los mismos errores del futuro.


Seguiremos con los miles de parados,

los sueños rotos,

los amores quebrados,

las enfermedades sin cura,

y el cura con sotana

y la mano escondida bajo su sábana.


Las despedidas sin decir adiós,

las bienvenidas sin sentir amor.

Dos hermanos enfadados, 

aunque matan si les hieren.

Dos amantes que se odian

y a la par se quieren.


La niña malherida 

en manos de sus padres,

los padres y madres que lloran

el maltrato indemne 

a manos de sus entes.


La malquerida antigua realidad,

la bienquerida fantasía 

que llegará al despertar el día

y su infinita ingenuidad.

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