Despertamos.
Despacio.
Seremos otros.
Cogeremos otras manos
como si de las nuestras se tratasen.
Nos adueñamos de otros sueños,
naufragamos en los miedos,
volamos sin alas ni cinturón
y perdemos los complejos
a la par que el pantalón.
El espejo será ajeno a nosotros
por más que nos atusemos.
Buscamos girar el mundo
cambiándonos de perfume,
creímos que era el camino más fácil
para salvarnos del pecado contextual.
Quizá ese sea el destino inequívoco
que nos esperaba al final de esta paradoja,
quizás así seamos en nuestra búsqueda.
Desnudos.
Etéreos.
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