viernes, 8 de enero de 2010

Inflexivas Reflexiones

A vosotros,
los colgados de la luna,
descubrirme los senderos de la vida,
indicarme las señas correctas del camino,
a vosotros,
no dejéis que se escape mi destino.
Llevarme al infinito,
elevarme al espacio,
aunque vuelva por navidad
a quedarme entre los seres vivos,
aunque me olvidé respirar.

Por nosotros,
los amantes del brillo de las estrellas.
Robaremos el alma de los nenúfares
que flotan en el estanque de sueños.
Por nosotros,
por las fantasías sin dueños.

Dejaremos las palabras,
hablaremos por miradas,
nuestros ojos iluminan la oscuridad
porque desconocen las tristes veladas,
porque se comunican en la realidad.

Por ellos,
los inmortales condenados a perpetuidad,
detendremos los instantes impares,
devolviendo los minutos robados al reloj.
Por ellos,
porque no descubran lo que hicimos tu y yo.

Que nadie se oculte tras las palabras
que se lanzan contra una pared,
un pared llena de letras chinas sin sentido
que algún día las tradujeron por saber
si pronunciadas les devolvería su amor perdido.

Por los segundos,
incesable tormenta de vida que transcurren
uno detrás de otro sin poder acumularlos para siempre
en el lugar donde guardamos los recuerdos,
en el interior de un recipiente de óseo espacio.
Por los minutos,
hijos no deseados del matrimonio del tiempo.

Que se alineen uno tras otro,
en fila india, formación militar de celulosa,
insignificante mota de polvo de mis neuronas,
dejarme los recuerdos como únicos inquilinos,
dejarme los recuerdos que son verdaderamente míos.

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