martes, 20 de julio de 2010

Demonios

Mis demonios se han encargado de despertarme en medio de esta noche. Han venido únicamente para asustarme, no les veo capaces de venir para alertarme de un peligro, y se han instalado dentro de mis entrañas para dejar llegar la sangre a impulsos de vuelta a mi corazón. Son demonios disfrazados de buenas acciones, o eso al menos están intentando pero la verdad es que me están dejando dolores por todo mi cuerpo.

Han subido a mi cabeza para intentar sacar lo peor de mi, me traen recuerdos de niño, pero no me dan días buenos, me dan malos tiempos, cuando mi madre corría tras de mi por hacer alguna picia; me dan los días de enfermedad de mi abuela postrada en la cama y el sudor frío que recorría por mi cuerpo de pensar en el más común de los desenlaces. Demonios a fin de cuentas, sin buenas intenciones, demonios disfrazados de blanco, vestidos del espíritu santo.

Lucifer, ángel caído del cielo, no dejó de ser ángel aunque fuese diablo. Nadie dijo que fuese un santo, pero me siento y le espero para tomarnos algo. Negociemos por el alma, ¿Qué me regalas a cambio?, dime que no volverá a haber malos sueños, no pido por el mal a nadie, sólo pido para mí y quizá eso me honre. No intento provocar la caída de los seres humanos, solo quiero a cambio de mi alma de mortal, que no vuelvas a aparecer, que mis sueños no te vuelva a ver. No te disfraces de contemporánea musa, no intentes camelarme aunque emerjas de las tinieblas semidesnuda, no vengas a recordarme tiempos en que tu cuerpo con mis besos recorría, no aparezcas por mucho que en mi locura lo pida. No aparezcas Reina de las tinieblas, no aparezcas que mi corazón tiembla.

La respiración se entrecorta al sentarme en esta mesa contigo, toda respiración es poca si ya no tengo tu abrigo. Abro en canal mi pecho y saco mi alma del hueco, tu egoísta me dices que qué mas tengo, yo inocente aun saco algo de mis pensamientos, la razón de mis sentidos, la que me orienta para beber en la fuente inagotable de los segundos, la que me dice que aquella gota de esa fuente que se marche sin tocar, es una gota de agua que no volverá. Intenté beber de golpe, pero es imposible y por más que lo intenté debo dejarte correr tiempo.

Demonios de la noche, atacan de improviso, son diferentes a los demonios del día a los que la luz del Sol da vida. Se defienden con las sombras, juegan con las tentaciones a oscuras y nos besan en los labios, en su comisura, nos atusan el pelo, nos regalan caricias en la espalda, y cuando no nos damos cuenta, nos clavan su espada, lentamente, como un beso de amor bien dado, como las primeras gotas que caen del cielo, como el transcurrir del tiempo cuando somos niños. Me desangro de pensamientos, no queda ni una idea, solo tu imagen en mi sueño eterno, solo los demonios del tiempo. Empleo mi último aliento en recitar estos versos, de igualdad, de libertad, de verdad, de los que llegan a amar de una u otra forma pero llegan a sentir el sentimiento de la pureza real. Me caigo, desfallezco, algo se agita por dentro, creo que muero.

No queda nada...
naufrago en soledad.
No queda nada pero creo recordar
que aquel día te quise de verdad.
No queda nada,
solo demonios en mi alma
que mi vida se quieren llevar.
No queda nada
ni una gota de agua en el mar,
ni una palabra de sinceridad,
ni tiempo para continuar
en esta absurda lucha
por la deseada igualdad.
No queda nada pero debemos pelear.
No queda nada ni tiempo ni ganas
pero si unas poquitas fuerzas
que debemos emplear
en recuperar el significado
de la palabra amar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Culpable del hielo

Me siento culpable  de robar sueños inocentes. Culpable por robar sueños de inocencia infantil. Culpable del hielo que mantiene vivo los mie...