Ayer me bajé del mundo, y lo hice con todas las consecuencias. Sin darle importancia a nada ni a nadie. Sin valorar la especie humana, creyéndome el más importante de los clones, el único que tenía algo mas de conciencia. Y así me subí en mi nave espacial y despegué. Me llevo lejos de vosotros, y estuve flotando por galaxias, constelaciones diferentes. Una dimensión paralela, donde siempre pensé que me encontraría a alguien.
Pero no fue así. Porque vagué por aquellos lares solo, y a mi radio no llegaba ni una señal que demostrase ni un puntito de vida a millones de kilómetros a la redonda. La gravedad me llevo a golpearme contra el techo y que mis ideas flotasen más rápido que yo mismo. De pronto, una luz oscura en mi ventana, y el umbral se incendió de deseo de compañía. Cogí los mandos y conduje directo hacia aquel lugar. Entonces me di cuenta que allí no había nada y que debía dar la vuelta porque mi esperanza se había diluido. Así que tras una larga temporada dando vueltas alrededor del Sol y de sus planetas decidí regresar, igual que me fui, con todas sus consecuencias, pero esta vez todo era distinto, mi cabeza estaba inclinada y miraba al suelo, sumiso de un pensamiento, con la losa del miedo sobre los hombros.
Todo seguía igual. El agua cubría tres cuartas partes del planeta, los desiertos se comían a los bosques y de vez en cuando algún movimiento de tierras cambiaba la fisonomía de los mapas. Todo estaba idéntico a cuando me fui. Todo menos vosotros, que ya no estabais. Al menos para mí. No hacía más que acercarme a vosotros, no hacía más que intentar atraer vuestra atención pero mis intentos eran en balde. Y fracasé.
Derrotado y sin aliento, cansado de intentarlo volví a mi nave espacial y me senté en la puerta, con el casco entre las piernas y me reflejé en la lámina del visor. Sólo contemple una cosa, frustración y soledad, enfado conmigo mismo. Mi egoísmo me ha hecho que me tenga que enfrentar a mis miedos una vez más solo aunque por mi cabeza sólo pase una pregunta. ¿Dónde están mis amigos? Ellos siguen ahí afuera con sus vidas, y yo en mi sofá dispuesto a volver a poner en marcha el motor de mi nave espacial para irme, y no regresar. No merecéis ver mis lágrimas y yo no merezco ser parte de vosotros porque os infravaloré. Comienza la cuenta atrás. La nave está apunto de despegar. No me deseéis buen viaje, no lo tendré.
Hay lugares donde escapamos sin necesidad de movernos del sitio, este pretende ser uno de ellos. Disfruten de su estancia y sientan las palabras.
domingo, 15 de abril de 2012
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Miedos e Incertidumbres
El tiempo hace tiempo que dejó de dormir en un reloj, el reloj no detiene el control, ni el talento, ni el tiento… No distingo entre el bi...
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Díselo tú… Aunque ella solo quiere bailar, y no se de cuenta que sus pasos ya no son suyos sino de esa música que suena y sueña sin parar....
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