El poeta sintió frío a medianoche 
y se cubrió por encima 
con una manta bordada de letras. 
De colores asonantes 
para dormir, para soñar 
con otros amores fascinantes, 
para intentar sonreír y volar.
El poeta sintió frío, 
y tu recuerdo se metió en su cama
como parte de aquella pesadilla 
en que se convirtió sentir que Soledad 
es la única que le devuelve cariño,
y sus gemidos de placer son 
como el llanto de un niño.
El insomne poeta sintió frío,
y asustado pidió consejo.
El viento ruborizado,
le envolvió con caricias de aire,
y lo elevó al celeste del cielo,
para contemplar hipnotizado
su auténtico infierno enmarañado.
El poeta sintió frío a medianoche,
y de aquel viaje interespacial,
volvió al lecho escondido
tras las ruinas del Big Bang,
y busco Los restos del naufragio,
los Anillos de Saturno
con que nos habíamos prometido.
El poeta se volvió a quedar dormido,
y todo fue incoherentemente reducido,
a insulso polvo original, 
aunque las cenizas del funeral,
convertidos en ser humano,
y se tornaron en blanco 
para decirme bajito y al oído,
con sedosa voz, aún te extraño.
Hay lugares donde escapamos sin necesidad de movernos del sitio, este pretende ser uno de ellos. Disfruten de su estancia y sientan las palabras.
domingo, 13 de mayo de 2012
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