Levántate...
Con el puño apretado sal a la calle, con la mano en alto apuntando al Sol...
Da igual la ideología, da igual las raíces. Importa el ahora. El dióxido de
carbono de los dirigentes nos está dejando sin respiración. La muerte dulce lo
llaman. Está batalla la vamos a ganar, porque somos iguales humanos, porque aún
creo que en el brillo de tus ojos, porque esos dos luceros hermosos son los
ojos de aquel al que un día, hace muchos años, llame hermano, y eso mi corazón
no lo ha olvidado.
Iza la bandera...
Que sea el miedo quien se calle. Que viento agite con fuerza nuestro trozo
de tela. Que el mástil que la eleva a los cielos sea ese pedazo de bastón donde
el padre de mi abuelo se apoyó sin miedo a la represión, porque él, insurrecto,
sólo entendía de sus derechos. Los seres que respiran, que tenían vida, que por
aquel entonces se comenzaron a igualar a los otros seres, los que se hacían
llamar humanos.
Grita a los vientos...
Que el aire todo lo sabe y no entiende de secretos. Nuestra libertad nos
dará la mano, y será el escudo de piedra que tanto esperábamos. Nuestra
libertad es el tesoro por el que nuestra vida tiene sentido. La igualdad y la
dignidad los perdimos cuando caímos en manos del banal dinero, cuando nos
faltamos al respeto. Insurrectos, inquietos... Miedos, y mas miedos... Haremos
una hoguera para quemarlos. Miraremos anestesiados a los ojos del futuro, que
esa gran bola de fuego dibujará entre sus formas, entre sus llamaradas de dragón
ahogado.
Plantaremos cara al pasado...
Olvidemos, que olvidar se nos da bien cuando de lo olvidado no recordamos la
parte de aquello que el olvido creíamos que había olvidado. Hubo un día que el
suelo se cubrió de ríos rojos y la tierra obediente absorbió las iras y los
orgullos, para hacer un suelo firme y fuerte, un suelo donde reconstruiremos la
justicia, y la vida empiece con una ligera e insospechada sonrisa. Donde
bailaremos zapateando con firmeza el canto de los pájaros al amanecer, y dibujaremos
en los lienzos del cielo las líneas del futuro que se trazan en nuestras
manos.
Mi mundo es mi mundo... Y el tuyo.
Todos vivimos soñando... Idealizando, idolatrando carneros dorados que
creímos Dioses y que hoy reposan bajo mis pies. Apenas un metro cúbico de
respiración... Pero aún así me siento vivo, porque confío en el de al lado,
casi tanto como en mi hermano. Y es reciproco, y sin querer nos damos la mano.
Vivo... Me siento vivo y del legado de tu vida y la mía, nuestros serán
orgullosos testigos.
Hay lugares donde escapamos sin necesidad de movernos del sitio, este pretende ser uno de ellos. Disfruten de su estancia y sientan las palabras.
viernes, 4 de mayo de 2012
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Miedos e Incertidumbres
El tiempo hace tiempo que dejó de dormir en un reloj, el reloj no detiene el control, ni el talento, ni el tiento… No distingo entre el bi...
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El tiempo hace tiempo que dejó de dormir en un reloj, el reloj no detiene el control, ni el talento, ni el tiento… No distingo entre el bi...
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Díselo tú… Aunque ella solo quiere bailar, y no se de cuenta que sus pasos ya no son suyos sino de esa música que suena y sueña sin parar....
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