lunes, 21 de mayo de 2012

Te echo de menos.

Hoy he vuelto a oír aquella melodía
y te he echado de menos...
Te he echado tanto y tanto de menos
que mis ojos se inundaron de ácidas lágrimas
que arrasaron cada poro de la piel
hasta desembocar en mi boca.

Te he echado tanto de menos
que se de sobra que nunca me recuperaré,
aunque otros me intenten devolver
lo que un día de Abril te llevaste.
Te llevaste mi alegría. Te llevaste mi ser.
y yo, lo echaré de menos, aunque vuelvas con él.

Te echo tanto de menos; tanto, tanto...
que de echarte de menos,
te quise echar de mi corazón
y ahora te echo de más,
y por más que te busco;
busco y busco y tú no estás.

Hoy que estoy perdido y que apenas puedo despertar,
más que cuando mis pies se mojan
porque suba la marea
y el frío cuidadoso me venga a arropar;
te echo de menos, y así, en silencio,
sueño con volverte a amar.

Y es que echarte de menos, no es estar en soledad,
porque es probable que tu cuerpo siga aquí conmigo,
aunque ese doloroso corazón se escape
de la cárcel de los sentimientos de cristal.
El es quién de verdad manda,
y decidió que había que echar a volar.

Te echo de menos...
Como se echa de menos en los aeropuertos
y en las estaciones de tren,
Te echo de menos...
Como el pañuelo que se agita de la mano de quien echa de más.
Te echo de menos... aunque a veces te echase sin más.

Mientras tanto el cielo sirve de autopista
por la que circular sin respetar limites de velocidad,
porque tienes prisa por irte lejos,
y porque sepa lo que se siente en la ausencia
de esa persona que se marcha,
de esa, a quien amas de verdad.

Vuelvo mi cabeza sobre la almohada antes de dormir,
antes que este maldito eclipse nos vuelva a ocultar.
Te echo de menos y el sueño se vuelve fantasía,
y la fantasía se viste de realidad,
y un ente, tu espectro, un trozo de ti, vuelvo a abrazar,
esperando a recuperar el sentido de la felicidad.

Posdata... No lo vuelvas a hacer más.
Posdata... Te eché de menos,
mientras tú por momentos,
me echabas de la vida así sin mas,
y yo me rasgaba las prendas,
que me vistieron de tristeza y soledad.

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