viernes, 10 de agosto de 2012

Teatro y Vida

Que se apaguen las luces del alma,
que se baje el telón del corazón,
que las tablas de esta vida queden vacías
que se acabe el teatro de nuestro amor.

Que las sonrisas se conviertan en lágrimas,
que las butacas sientan el frío de la soledad.
Que mi obra se escuche sólo en mis oídos,
que mis aspavientos rompan
el turbio viento sin más.

Que la respiración se contraiga,
que mi rostro no exprese sinceridad.
Que los besos se conviertan en versos,
que cada palabra de desamor sea rebeldía popular.
Que se alce, insumisa,
la bandera de la libertad.

Que la comedia dé paso al drama,
que el primer acto siempre acabe en cama.
Que los cuerpos sean inexpresivos,
que no queden caballeros sin dama.

Que el ensayo sea siempre general,
que el publico se tome su tiempo para soñar.
Que las máscaras se caigan,
que los ojos se cubran de diamantes de cristal.
Que los mejores actores sean las vidas
que se viven sin actuar.

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