sábado, 15 de septiembre de 2012

El viejo verano

El verano se va apagando
y empieza a envejecer en silencio
porque despierto y le miro de reojo,
contemplo con asombro su piel,
en la que tiene algunas arrugas mas que ayer.
Su sonrisa cada vez es mas falsa,
y sus ojos me miran
sin la verdad que lo hizo en Julio.
Septiembre le arrebató sinceridad,
sin mirarle de frente;
por la espalda, cobarde,
adueñándose de su alma,
y desparramando por el suelo
cada minuto, cada hora,
en que volamos alto y en libertad.

El viejo y cálido verano
tiene las manos y los pies fríos.
La sangre cada vez llega
con menos fuerza a las extremidades
y los recuerdos de los buenos momentos
se agolpan en las pupilas
e incluso alguna vez
lo hacen con tanta fuerza
que obligan a los ojos
a derramar alguna lágrima, ácida,
que quema todo rastro
de aquellos segundos en que éramos felices.

El viejo verano
toma una copa de vino,
a la sombra de los arboles
que se empiezan a desnudar.
Se emborracha de momentos,
cuenta cuentos sin final,
se hace mayor de repente,
es abuelo sin ser papá,
toma el bastón para apoyarse,
anhela lo pasado, y masculla el que dirán,
olvida lo vivido y obvia lo que vendrá,
le da igual lo que venga,
por que lo que venga el no lo vivirá.
Se vuelve egoísta y filosofo por igual,
le gusta dar las clases de vida
que sabe que no vivirá.

El viejo verano se hace mayor
a medida que la temperatura desciende
y su frecuencia cardiaca fatiga
cada minuto malo vivido;
azota con las fustas
de los sueños por cumplir
a nuestra vaga memora,
a nuestra frustrada ilusión
y la ahoga presionándola
con fuerza contra la almohada,
dejándola pálida e inerte
en el colchón de las promesas incumplidas
por cada uno de nosotros,
aquellos olvidados días,
en los que nos juramos hacer realidad
 la mayor parte de nuestras ilusiones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Culpable del hielo

Me siento culpable  de robar sueños inocentes. Culpable por robar sueños de inocencia infantil. Culpable del hielo que mantiene vivo los mie...