domingo, 17 de febrero de 2013

Miradas Vacias



Hoy llegó ese día
en que tus odiosas verdades
duelen poderosamente más
que tus sinceras mentiras.
Quisiste saber lo que es la vida
a la par que descubrí
lo que por ti sentía.

Ayer tú me quisiste querer,
pero no me creí con fuerzas
y deje pasar una oportunidad
que ahora muere ahogada en la orilla,
como mueren los inmigrantes
en busca de una nueva vida.
Hoy todo aquello es pasado
repleto de frágiles palabras de papel
que ahora resuenan en el tiempo
de mis entrañas baldías.

Tus miradas se quedaron vacías,
y yo me convertí en esa sombra
que cruza por delante de la ventana de noche
y vaga en la oscuridad perdida.
En la batalla de la indiferencia,
agité mi bandera blanca, me rindo,
proclamé la lucha concluida.
Ya no queda nada entre los dos,
mi verdad se disfrazó de suicida.

La realidad es la fusta que agita mis pasos,
mi presencia es incómoda,
como piedras en un zapato.
Tu ausencia es parte de mi condena,
y la distancia es un mal trago.
Lo peor de vivir es que te utilicen
y te traten como un trapo.

Desenvaine mi espada,
navegando entre las estrellas,
las estocadas mataron los recuerdos
que por dentro me quedan de ella.
No quiero que vengas conmigo,
no eres piel, ni corazón, ni alma
y mucho menos guiarás mi camino,
porque hoy vivo al lado de la desesperanza.

Me has hecho daño y lo sabes,
y aunque olvidar duele,
más me duele la inexistencia de vida
tras mi sincero suicidio,
tras mi trágica muerte.

Sacaré un billete de ida
y viajaré a galaxias lejanas
para escaparme, para olvidarte,
para dejar de respirarte.
Buscaré sin descanso
una escalera hacia el cielo
donde la palabra odio
se cambie por te quiero.

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