domingo, 8 de septiembre de 2013

El silencio

Me olvidé de vivir.
Me olvidé de sentir.
Me olvidé del más importante,
hace ya días, me olvidé de mi.
Me olvidé que el tiempo no vuelve,
y que nadie nació para hacernos feliz.

Suele ocurrir que el silencio me da las respuestas que no quiero oír. El silencio, es uno de esos pocos amigos fieles que me quedan. Me mira a los ojos, y calla. No dice nada, solo deja que el viento corra y que los actos coloquen en nuestro sitio a cada uno de nosotros, para que me dé cuenta, que habitualmente ando equivocado con mis pensamientos, a pesar de mis auto promesas, de mis premisas y de mis ilusiones. El silencio siempre se calla. No frena mis emociones, mis sentimientos. Me deja correr, entonces cuando llego al filo de un nuevo corazón, al barranco de un nuevo enamoramiento, le pregunto y él, sabio, consciente de toda la realidad que me envuelve, me niega con la mirada, lo que no quise ver con la sístole y la diástole de ese corazón que intento conquistar. Entonces entiendo que no hay porque seguir más. Mi camino acaba ahí, saltar al precipicio del amor sería tirarme sin red a una depresiva caída libre. Humano y mundano. Llenos de miedos sinceros.

Mi corazón a menudo va mas deprisa que mis pies y llega antes a los sitios, y ese es un defecto que aunque el silencio calle, no estoy dispuesto a paliar. Prefiero sufrir y sentir, que actuar en el teatro de esta sociedad que no entiende que el mundo gira alrededor del Sol, y que nosotros bailamos al compás que dicta el corazón. Así son, así soy... a veces yo también soy como ustedes. Nos odio, nos tengo tanto odio... Así que ya está bien... Me cansé de sentir.

Hoy decidí incumplir mis promesas, y girar de nuevo la tuerca que apretaba el alma, para que igual que llegan a mi vida, se marchen. Prefiero vaciar de nuevo cualquier lugar donde se pueda acumular un minúsculo sentimiento, que dejar que sean mis lágrimas las que hagan charcos en mis pulmones y me impidan respirar. Prefiero que todo acabe tan pronto como empieza porque ya nada tiene sentido.

De nada sirve echar a correr. Así que aquí me despido de ustedes, de los falsos corazones, de los verdaderos, de los que viven sin razones. Me despido porque es mucho mas fácil callar que sentir y seguir sumando falsos amores que jamás me corresponderán, amores de una noche. Pieles de plástico, que no dejan sentir las pieles de verdad. Pieles que no se rompen al escuchar un te quiero. Ya no hay piel con piel sincero, ya solo importa, seguir viviendo y decirles que nadie me querrá, porque ya me cansé de sentir, porque ya no quiero.

Si quieren saber de mi, lo mas que puedo hacer es invitarles a un trago en el bar de la esquina. Ese de las luces de neón. Allí al menos, todos sabemos lo que queremos. Allí dejamos las cuentas claras y el corazón en la mesilla donde se mueren los sentimientos. Allí cuando todo se acaba, las deudas quedan saldadas, y ni me deben, ni las quiero. Todo se queda a cero. Allí todos son sinceros. La piel con piel, es falsa y se paga con dinero, pero el alma queda intacta, y no hace falta desnudarse ni decir. Allí el silencio asiente como el primero. Hermano amigo y consejero.

Les dejo un abrazo como última muestra de cariño. Les digo adiós, me voy en silencio. No pregunten por mi, porque a partir de hoy, yo que estuve enamorado de la gente, ya no les quiero. Les digo adiós, esta será la última vez que seré sincero.

Adiós, ya no te quiero, ni te espero.

Me olvidé de vivir.
Me olvidé de sentir.
Me olvide irme,
pero nunca estuve en tí.
Me olvidé tu nombre,
nunca le pronuncié.
Les dejo un silencio,
les queda bien el gris.

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