Al insomnio lo mató un sueño,
y ese sueño lo diluyó un hombre.
Ese hombre ahogó una ilusión,
y la vida sin ilusión es menos.
A veces menos es más,
cuando el que tiene hambre
se lleva algo a la boca.
Otras veces, maldice tu destino
cuando mueras por la boca.
Guarismos incalculables,
infinitas combinaciones posibles,
para amar y ser odiado,
para odiar y ser amado.
Agudiza los sentidos y siente,
a lo mejor en vez de cinco, son siete,
a lo mejor descubres
cuando el corazón te miente.
Escapa, corre, huye...
Pero quedate en casa.
Grita y patalea, que duela...
Pero calla que nadie lo sepa.
Llora y rie, por separado.
Rie y llora al mismo tiempo,
pero no lo dudes,
si el mundo necesita más testigos,
para escribir la historia incongruente,
de aquellos que muy a su pesar,
aún cantan porque siguen vivos.
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