Se vistió de añil
al recuerdo de sus lágrimas,
y recordó que llorar
enriquece el alma.
Se hizó silencio,
arrancó la página.
Dejó que el cielo
se poblara de nubes.
Tormenta eléctrica de emociones.
Vuelta a los miedos.
Los recuerdos se graban
en las mejores canciones.
Mi Dios, mi tiempo, mi alma,
sus sueños, sus temores,
se acostaron juntos en la misma cama.
Apenas se rozaban la piel,
apenas acariciaron la sábanas.
A pesar de flotar,
la ingravedad adoptó a la esperanza.
Me acordé porque la quería.
Entendí de nuevo porque la amaba.
Descubrí la locura de despertarme
en otra orilla
mientras el mismo mar nos bañaba.
Suele ocurrir que querer,
es un arañazo en el corazón
por el cual te desangras.
Casi me dejo perder,
por el camino que me llevaba
mi propia desconfianza.
Hay lugares donde escapamos sin necesidad de movernos del sitio, este pretende ser uno de ellos. Disfruten de su estancia y sientan las palabras.
martes, 29 de marzo de 2016
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