Me marcharé en silencio y cabizbajo,
casi sin decir nada,
sin despedirme, a paso lento,
y mi corazón sangrando,
latirá en mi sostenido, despacio.
Dejaré una carta tras la puerta,
el recuerdo de lo que un día fuimos,
el abrazo eterno,
una tarde de domingo.
Un adiós sin pronunciar,
porque aún duele el tiempo contigo.
Me voy sin sentir, lo siento,
me iré no se bien hacia dónde,
pero llegaré seguro a un destino.
Me voy sin besos que marchitar,
con el amor regado con olas de mar.
Me voy, sin el miedo a que vendrá.
Ayer fui sincero,
en aquella cama donde fuimos marineros,
donde remamos mar adentro
para susurrarte al oído te quiero.
Ayer fui sincero,
pero el tiempo pasa,
y se rompe el cielo.
Ayer, fue ayer, y hoy...
Hoy si no vienes conmigo me muero.
Me iré a donde me llevé el destino.
Me iré aunque sea un cretino,
por no esperar a ahogar mis penas
en días de rosas y vino.
Me iré aunque me amargué la piel,
y la sangre se derrame al coser
la herida sin hilo,
solo con besarnos,
como dos desconocidos.
Me iré, pero te esperó,
por si decides venir conmigo.
Hay lugares donde escapamos sin necesidad de movernos del sitio, este pretende ser uno de ellos. Disfruten de su estancia y sientan las palabras.
lunes, 24 de octubre de 2016
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