martes, 16 de marzo de 2010

Recuerdos de niñez

Dorados acantilados de sueños,
perpetrables por los saltos
que dimos de alegría,
aunque poco a poco descubrimos
los caminos ocultos de la vida.

Eras de trigo y centeno,
utensilios de labranza
como porterías, los cantos de las piedras,
y aquel balón rodaba por encima de la siembra,
goles por escuadras imaginarias,
caídas contra el suelo de cereal.

Caminos empedrados y la vida por rodar,
vertederos donde nos colamos a jugar.
Noches de verano,
nos descubre el amanecer,
esa niña que me gusta,
la que silencia mis palabras,
la que con su mirada me asusta,
la que revoluciona mis palabras,
y cuando estoy con ella mi alma se esfuma.

Recorrimos los caminos de San Roque,
surcamos la tierra imaginando el mar,
perseguimos liebres a “pedrás”,
día tras día,
Septiembre se acerca más.

El café migado,
las natillas de la abuela,
el rosal pochado,
y en la higuera
una tarde quede a oscuras atado.

Canastas de mimbre,
la escalera hacia el palomar,
las rejas verdes,
y las gallinas no paran de cacarear,
recojo los huevos
y salgo a volar.

Los recados de mi madre,
las preocupaciones que ahora están
antes no se ni quien las llego a crear,
tal vez el partido contra Anchuelo,
tal vez la carrera que ganar,
el liderazgo de los amigos compartido
cada cual te quería como eras,
cada cual corría a buscarte al despertar.
Cuestas infernales a las doce,
las campanas de la iglesia acaban de sonar,
el alma del preso Cisneros
retumba en el aire torcuato,
crónicas de un pueblo
que un día alguien vivió,
crónicas de un infante
que alguien conoció,
recuerdos de niñez
multiplicados por amor.

Rodillas agujereadas,
surcos en la piel,
rasponazos que quemaban pero sin dolor,
camisetas por ahí tiradas,
el tizne en las manos,
la verdad en el corazón,
toriles de cartón,
novillos de tez marrón,
talanqueras en los portales
y la plaza convertida
en un ruedo de última división.
Exhibición paracaidista,
tradiciones de una España
populista y popular,
pasodobles, charangas, borracheras,
y los Quintos que este año se van.

Bicicletas oxidadas,
y asaltamos las bodegas
donde nos enamoramos por primera vez,
donde el virgo perdió la inocencia,
donde descubrimos otra forma de jugar,
con mis manos en tu pelo,
con las tuyas rodeando mi cuello.

Septiembre acaba de empezar,
se acaba el verano,
comienza otra amistad,
continúan los sueños
pero aquellos años ya no volverán,
tal vez no volvamos a coincidir más.
La melancolía me cruza la mente
y ya no se que recordar,
pero si sé con que me quiero quedar,
me quedo con las sonrisas,
con las experiencias y con la verdad
con que se marcaron
cada uno de esos segundos
porque ocurrió y no lo voy a olvidar.

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