viernes, 16 de marzo de 2018

Ruido

Ruido... Demasiado ruido
alrededor de nuestras cabezas,
donde aún sobrevuela con rubor
aquella inocente y sorda conciencia
que no sabe dónde se esconden
la casualidad y la coincidencia.

Asómate a la calle y calla,
que un hombre no es más necio por lo que dice
sino por lo que presume sin rubor
al ganar una batalla,
que un hombre no es más rico cuánto más tiene
pero si es más pobre cuando menos comparte,
y es que el que parte reparte y si es humilde
se queda la peor parte.

Sal ahí afuera y escucha el ruido
de los cañones mudos
cargados de balas que matan
y otras que te mueren de amor.
Que no amanezca si tuve frío
y te dió por arroparme el corazón.

Que la banda no deje de sonar
y sigan con el ruido,
ruido porque me apetece cantar
mientras abro las puertas de mi casa
por si te gusta lo que ves
y te quieres quedar a soñar.

Que rechinen los dientes con frío,
que los últimos serán los primeros,
que esté ruido de cobardes
se adueñe de este enero sin miedo
y que volvamos a empezar
mientras escribe unos versos Joan Manuel
y Joaquín besa a una Magdalena particular.

Ruido, tanto ruido
que nadie se calla cuando tiene que callar.
Necios de tanta ignorancia
que nos bañamos en desconfianza
sin mirarnos a los ojos
cuando tuvimos la ocasión
de llegar al alma sin pagar peaje
y ahora nos cobran los impuestos
que dejaron otros sin pagar.

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