Arranco un folio en blanco
y simulo acariciarlo.
Dibujo con mis dedos al azar
y trazo sin querer
la silueta de tu cuerpo.
Tu cabello, tu cintura, tus caderas,
sigues siendo tu la dueña,
la que ondea mi bandera.
Entre tristes amaneceres de Mayo,
entre las rosas secas
y los agujeros en el suelo,
entre aromas y charcos,
cubriré tus hombros con mi capa,
con mi hermoso sayo.
Tu piel es blanca y suave de papel.
mi tinta, el cristalino azul de tus ojos
y las palabras que tatúo con mi corazón
entre tus poros son frutos maduros
del árbol de los sentimientos,
porque hoy grito bien alto que te añoro
y no por eso no te adoro.
Entre bohemios atardeceres
me vestiré de silencio
y las profundas heridas de mis manos,
quemarán con caricias tu piel
porque sin miedo
gritaré que aún te extraño.
Sueño con tu cuerpo
bajo las sábanas de seda,
sueño con tus besos
saciando la sed de mi boca seca,
sueño con compartir contigo
un segundo eterno del tiempo,
porque sueño y sueño
y aún estoy despierto.
Entre bellos anocheceres,
brillas anacarada y grandiosa.
Entre mis pupilas
eres la que ilumina cualquier cosa.
Entre el naufragio de mis ideas
eres mi compañera mi fiel,
la más leal de mis esposas,
eres inesperadamente algo más
que el blanco de mi hoja.
Hay lugares donde escapamos sin necesidad de movernos del sitio, este pretende ser uno de ellos. Disfruten de su estancia y sientan las palabras.
domingo, 22 de mayo de 2011
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