El latir del corazón se acelera
y rompe el silencio.
El vello se eriza y mi piel
se enciende por dentro.
A veces me miento a mi mismo pensando que encontraré el verdadero sentimiento que me haga cambiar de parecer, y a la vez que pienso en ello se de sobra que eso es practicamente improbable que pueda ocurrir porque todo se basa en la confianza, y yo, hace mucho tiempo que deje de creer en el ser humano.
La confianza es tranquilidad, es calma, es serenidad. Es el principal elemento de las relaciones de pareja, quien dijo que el sexo es muy importante se equivoca. Una cosa está clara y eso no me lo puede negar nadie. Sin confianza no hay sexo, porque sin confianza no hay nada. Es así de simple. Es crudo y amargo a la vez. La confianza es el valor fundamental para las relaciones del hombre y la mujer en sus distintas versiones.
La confianza se tiene desde que nacemos pero en ocasiones alguien nos la roba y en ese momento en ese preciso instante.
Se dejan los latidos a un lado,
se ahogan las lagrimas por dentro,
y solo uno mismo sabe
lo que lleva por dentro.
Hay lugares donde escapamos sin necesidad de movernos del sitio, este pretende ser uno de ellos. Disfruten de su estancia y sientan las palabras.
lunes, 8 de agosto de 2011
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