viernes, 25 de febrero de 2011

Egoísmo

Cuando todas las canciones hablan de ti, cuando todas las películas cuentan la misma historia y en los periódicos no haces mas que verte en las noticias; algo está pasando. Protagonista involuntario de tantas historias, en las que el sentimiento se deshace con el calor y se queda gelatinoso por el cambio climático de los momentos. Algo se esconde en la moralidad de cada uno cuando nos sentimos dueños de nuestro destino. Nada mas lejos de la realidad, pero no somos dueños del futuro que nos mojará los pies, porque quizá hoy no llueva y nuestras cabezas se vuelvan locas por la sequedad del ambiente y porque no ocurra lo que tanto ansiamos. Debemos aprender a reconocer nuestra primera derrota.

Es sencillo valorar las acciones del mundo, porque en cierto modo, nunca nos repercutiran y no nos llegarán a afectar los daños de una explosión nuclear de esa persona a la que lanzamos palabras sin sentido y sin orden, esa a la que no conocemos y que se encuentra sentada al lado izquierdo de la barra del bar de enfrente. Siempre fue fácil agredir sin dar la cara, como siempre fue fácil descubrirse como estrella guía de todo lo que nos descubre la vida, sin ser capaz de reconocer que no tenemos conciencia por hacer nada.

No reconocemos nuestros miedos, nos bañamos en falsas virtudes, y engañamos con la misma facilidad con la que hablamos. Hemos hecho del fracaso, el éxito en nuestras vidas y lo más preocupante es que estamos cómodos desempeñando el papel de mártires. Estamos agusto con nuestra derrota, porque nos da igual no progresar y quedarnos estancados en los agujeros del tiempo. No desarrollamos la virtud del progresísmo, ni idolatramos los socialísmos, lo único que valoramos cada uno, es el independentísmo. El autísmo es la política del futuro. Podemos hablar mil dialectos de un mismo idioma y no llegar a entendernos nunca, pero nos da igual seguir asi. Nos hemos resignado a ser completamente felices. Nos hemos hecho unos a otros como seres sin alma, vagamos tristes como los astros por el espacio de los que nadie su ruta predice. Nos estrellamos cósmicamente con nuestras galaxias de desenfreno y excesos.

Psicodelicamente incompetentes, no nos casamos con nadie, nos confundimos con el todo, y nos vestimos de mujer y de hombre con la misma facilidad con la que rechazamos los matices de nuestra piel. Repugnantes ideales, fatalistas y nacionalistas de nosotros mismos; egoístas. Nunca nos cansaremos de golpearnos contra la misma pared porque nos gusta hacernos daño, porque adoramos no hacer nada. Somos vagos, no tenemos inquietudes, no somos hombres ni mujeres, somos animales planetarios, cada vez mas irracionales. Nuestra actitud se propaga por el mundo como la luz, esta es la pandemia del "yoísmo", es el auténtico egoísmo. Somos fascistas de nuestra identidad, no merecemos mucho mas de nosotros mismos. Desarrollamos la inutilidad por doquier, somos analistas incompletos, somos trapecistas del sentimiento. Duele reconocerlo pero el ser humano ha muerto.

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