lunes, 26 de septiembre de 2011

Mares de Confusión

Se quemaron todos los bosques,
y mi mundo quedó reducido a cenizas
y motas de polvo en el ambiente.
Se volvieron ilustres las luces,
pero mi vestido se tiño
de millones de tonos grises
antes de que me dijeses
lo que tienes dentro,
antes de que llegase
Telemaco, el hijo de Ulises
para acabar con esta Odisea,
con nuestra mitología
que aún no ha muerto.

La distancia se acordó de nosotros,
y vino a visitarnos
con nocturnidad y alevosía,
con olvido y descaro.
Cuantas personas cerca.
Cuan solos nos encontramos
cuanto más nos necesitamos.
La distancia se olvidó
de acordarse de no acercarnos nunca,
y nuestras pieles se repelieron
como imanes y ardieron
en una bola inmensa de queroseno

Nos obligamos al dolor,
nos bañamos en mares de confusión,
entre las locuras de colores
y las peripecias del alma,
entre los saltos del corazón
y las centelleantes luces
de la Luna que me arropa
en mi lecho de muerte,
en mi angosta cama.

Se pierde entre nuestras miradas
la tierra que nos prometimos
y nosotros nos quedamos quietos,
somos inertes y necios,
somos simples a la par que complejos,
somos de la superficie
pero nos escondemos en el fondo,
somos el mar en calma
y la tempestad de la voz
que se rompe con un cante hondo.

Austeridad de ideas,
volveremos a crecer
pero estamos hechos
de nubes de agua potable.
Antagónicos sentimientos
dentro de nuestras muestras
de sangre seca en la piel,
entre las uñas quedan costras
que son imposible de limpiar,
entre nuestros poros
las palabras se tatúan
si llegamos a la linea
en que todo ha de terminar.

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