Silencio, que se esconde el aire
y yo detrás de él
para poder contemplarte.
En este tiempo de espuma,
solo queda silencio,
y a mi soledad
ya no le quedan fuerzas
para alcanzarte, para amarte.
Mis tristes palabras 
se declararon en huelga,
y los sentimientos
se convirtieron en piedra,
en mármol frío como el hielo,
duro como el acero,
y frágil como una mariposa.
Mi soledad se siente 
mejor ella sola
que cuando estoy contigo
durmiendo sobre la misma cama.
Mi soledad anoche 
se volvió loca,
y es porque supo
que nunca más volverá
a rozar tu boca.
Quizá llegue un nuevo tiempo
si me quedo dormido
y entre mis sueños
me encuentro callado
pero a la vez despierto.
Porque ahora es el vacío
el que me ha descubierto
y yo me siento perdido
entre los granos de arena
de tu cuerpo desierto.
Mi soledad volvió a mi,
me abrazó suavemente y me encontró
entre los matices de colores
que florecen al atardecer
de este inmenso jardín.
Mi soledad está viva
y a veces me secuestra
para recordarme quien soy
y que es una parte de mi.
Hay lugares donde escapamos sin necesidad de movernos del sitio, este pretende ser uno de ellos. Disfruten de su estancia y sientan las palabras.
domingo, 25 de septiembre de 2011
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