viernes, 27 de octubre de 2017

Fuiste mía

... Fuiste mía,
por tres minutos de mi vida.
Por todo lo que quisieras,
pero tu boca fue mi salida.

Así, sin quererlo
me perdí tus sonrisas,
y mi curtida cicatriz
se volvió a abrir
sin encontrar hilo
que cerrase esta herida...

Fuiste mía,
y no supe cuidarte con mimo,
como te merecías,
pero presumiré que fuiste mía.

Entonces crujió el cielo,
y aquella tormenta nos separó.
Intentamos cubrirnos a besos,
con abrazos que a fuerza de ser eternos,
nos fundiesen el uno con el otro.

Pero ya era tarde.
Nos habíamos calado,
y entre nosotros se había formado
un mar de agua dulce,
amargo de lágrimas.

Las calles ya no se desharan en invierno
al paso del calor de nuestros cuerpos.
Nuestros corazones se conservarán
entre el hielo y la nieve.
En el vacío de la soledad.
Los recuerdos los olvidaremos,
porque tarde o temprano otros
los tienen que ocupar.

... Aunque fuiste mía,
y hoy recuerdo tu aroma,
y tú divina sensualidad.
el andar de tus caderas
mientras te vas sin mirar atrás...
Pero entonces... Fuiste mía,
solo mía, mía, mía.
Fuiste mía y de nadie más.

Hoy vuela libre,
tuya es la libertad...
Vuela lejos.
Donde no te alcance la vista
para tener añoranza
y vuelvas atrás.

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