Devuélveme a la luz.
Llevame al lugar donde al amanecer
me esperarás despierta,
mientras descansas sentada
en tu butacón de cuero y piel,
al lado izquierdo del ventanal
con la tenue luz de la mañana.
Tu sombra reposará serena
cubriendo mis libros tirados por el suelo.
Tu sombra alumbrará
la penumbra de mis letras,
cautivas por las esposas
de las incumplidas promesas.
Cortinas de seda y sal,
y el haz de luz que cruza el cuarto
nos descubre el invisible camino
entre tu corazón y el mío,
hoy se disfraza de casualidad
lo que esta escrito en el destino.
Una taza de café,
y la mesa camilla reposa impaciente,
me extraña, me anhela,
me llama, me espera.
Tú no percibes mi presencia,
yo te extrañe en tu ausencia.
Devuélveme a la luz.
Trate de hacer de mis pensamientos oración,
porque ya no siento nada sin amor,
porque todo se volviése canción,
porque mis historias no fuesen de dos
y se quedasen lo mas cerca del Sol.
Me alejé de ti y hoy que llegó
no saliste a buscarme;
esta es tu rencorosa venganza,
es tu tímida sonrisa ancha,
la que descubre tus intenciones,
las que se pierden entre canciones.
No he sido el mejor amigo
que uno puede pedir.
No he sido el amante fiel
que te espera despierto al amanecer.
No he sido nada
desde que me fui, ¿fue ayer?.
Gira la cabeza suavemente,
búscame con la esperanza en tu mirada.
Aqui estoy yo, volví un poco antes
de que la noche se acueste
porque ahi fuera hace frío
y llegue con ganas de amarte.
Devuélveme a la luz,
que ya no quiero estar sólo
y no encuentro nadie mas que tu.
Devuélveme a la luz,
que el corazón late a ratos
y mi pecho duele la herida
que grabaste con tu cruz.
Hay lugares donde escapamos sin necesidad de movernos del sitio, este pretende ser uno de ellos. Disfruten de su estancia y sientan las palabras.
domingo, 23 de enero de 2011
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