martes, 22 de marzo de 2011

Te echo de menos

Te echo de menos
poco antes de irme a dormir,
cuando mis ojos se tornan en oscuridad
y mis oídos se bañan
en el mar de los silencios.

Te echo de menos y
mis pensamientos giran en torno a tu imagen
y me propongo estar contigo en sueños
antes que pasar frío
donde se ahogan las nostalgias,
y no sentirme tu dueño.

Te echo de menos
entre las sábanas de seda
donde quedaron tejidos
nuestros cuerpos aquella vez,
el insomnio se abraza a la locura
y sus gemidos mantienen
a ritmo mi corazón y sus latidos.

Se prende una barita de incienso,
se enciende la bombilla y pienso
que sin ti ni voy ni vengo.
Naufrago entre mis pensamientos
y te busco y no estás,
y cuando llego, te vas,
y entonces me duermo y me miento.

Te echo de menos.
No pierdo la esperanza de tenerte aquí,
mi ilusión se esconde
en el último rincón de mi mente,
para que nadie la encuentre y me la arrebate,
para que nadie la toque
y hagan de mi un ser demente.

Te echo de menos,
ahora que nuestro árbol quedó desnudo
y las hojas se quedaron a sus pies
para que no pase frío,
para que no se sienta vacío,
como me he llegado a sentir yo,
sin ti a mi lado, perdido.

Te echo de menos
cuando la soledad pregunta al viento,
y no contesta nadie,
no se mueve ni una ráfaga de aire,
y mi pelo no se mesa con un gesto.
Me siento perdido e incierto.
Me siento en el suelo
y al frío le temo.

Te echo de menos,
y los miedos los cargo en mi mochila,
los baño dentro del fracaso
de las intenciones que llevo por dentro,
y echo al hombro mi extraño saco.
Para no deshacerlo nunca...
Para no perderlo por si acaso.

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