De la nada surgiste tú.
Entre las olas,
donde nadie te esperaba,
un trozo de tierra
en mitad del océano,
Magallanes quedó hechizado
por tu indescriptible armonía,
tras frotarse los ojos en Mariana
y nombrarte sin cesar Oceanía.
No se sabe bien si surgiste
de entre las olas del mar,
como aparece por el cielo
una errante estrella fugaz
o por el contrario
el agua te abrazó sincera
y te esparció sin clemencia
por toda su inmensidad.
Mezclas etnias, razas y culturas
como quien remueve un cóctel
a orillas de tus paradisiacas playas,
relajado y asombrado,
deteniendo el tiempo
donde nunca cesó de volar,
intentando agarrarlo con las manos,
intentando ser joven día tras día
obviando una parte de la realidad.
Británicos, franceses, hispanos,
asiáticos, polinesios y malayos.
Te vistes de lujosa globalizacion,
te cubres con el manto humano del amor,
Pluralidad y hetereogeneidad,
sinceridad y universalidad
al compás del paso de la gente
pasas las horas sin temer
a nada ni a nadie,
sin olvidarte de quien eres
musa del mar.
Oceanía,
donde todo transcurre en misterio,
Oceanía,
tierra y mar sin dueño.
Oceanía,
con tu belleza me estrello.
Oceanía,
a pesar de la distancia te espero.
Hay lugares donde escapamos sin necesidad de movernos del sitio, este pretende ser uno de ellos. Disfruten de su estancia y sientan las palabras.
domingo, 10 de julio de 2011
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