sábado, 14 de agosto de 2010

Llévame

Al ocaso me sentaré en mi azotea,
encenderé dos velas
y me dejaré llevar donde me quieras llevar,
a conocer nuevos mundos, nuevas gentes,
costumbres distintas a las nuestras,
a naufragar cada noche en una estrella.


Quizá tengamos suerte esta noche
y nos sentemos en una fugaz
que nos descubra paraísos imaginarios,
nos enseñe rincones que
ni tú ni mi incredulidad creían posible.
Hace apenas diez minutos que te conocí,
y ya sueño contigo y con mil cosas por vivir.


Llévame a los aromas a café,
a los vuelos alegres de las faldas,
a los callejones de la soledad
donde los duendes salen a pasear
y se refugian en las melodías anárquicas
sin ritmo, sin tempo, sin son
pero con el alma que le pone
el que sabe más que nosotros
de eso que dicen llamar amor.


Llévame a tumbarnos sobre la arena del mar,
a cerrar los ojos y soñar lo mismo que tú,
tener las mismas fantasías e ilusiones,
tener las mismas ganas de volar.
Espera se me olvida el equipaje;
no lleves nada, me dices tú,
te arroparé con mis besos
diluidos en ácidos de románticos abrazos.


Me dijiste algo acerca del corazón,
ya recuerdo,
me dijiste que quedaste anclada en mi interior,
que lo quemarías con amor,
que te grabarías a fuego,
que tatuarías mi piel de caricias.


Lo único que te pido
es que donde me quieras llevar, me cuides,
ahora mismo no tengo fuerzas,
pero sé paciente, no desesperes
que mi cuerpo está allí contigo
y pronto llegaré en alma
con ganas de amarte, de hacerte sudar,
de amarnos como locos,
como la primera vez, como la fuerza del Big-Bang.


Llévame donde me quieras llevar,
seguro que es un precioso lugar,
no hace falta descubrirte ahora,
que confío en ti,
sé de sobra que me cuidarás.
Aunque no te conozca de nada,
tu rostro me inspira confianza, tranquilidad,
tus gestos son trazos de pincel sinceros.
Llévame donde me quieras llevar,
pero no te olvides de cuidarme
cada mañana al despertar,
tú eres una experta de este arte
y yo acabo de empezar.

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