Mi alma sigue allí contigo.
Mi vida aún transcurre
tras aquellas cuatro paredes;
las que pinté del color de tu piel,
para que todo el mundo
contemplase tu belleza.
En la distancia del tiempo,
entre los buenos y malos momentos,
aun recuerdo como seria todo,
si hubiésemos sido menos nuestros,
si nos hubiésemos sincerado
desde el primer intento.
Aquellas cuatro paredes
que no llegaron a cogerme cariño,
son las mismas que me vieron llorar
como jamás lo hice,
entre mis sueños de niño.
Me faltaba el alba al despertar.
Despedí a mi ilusión,
con un cómplice guiño.
Imponente escalada
hacia la cumbre de mis emociones.
Impertinentes mis recuerdos.
Hoy escucho nuestras canciones,
para sentirme menos lejos,
de lo que debió ser eterno,
por sentir el nervio
que desencaja mis facciones.
El techo cubre tu corazón,
que un día fue inmenso y noble.
Yo ando con el latir solitario,
con paso a contrapié dilapidario,
al tiempo que mis riquezas de hombre
convirtieron mi espíritu en pobre.
Esas cuatro paredes se preguntan
porque ya no hay amantes,
si algún día lucirás de nuevo
engalanados diamantes.
Esas cuatro paredes se ríen de ti,
porque ellas quisieron ser parte
de mi pequeño mundo,
de mi sonrisa deslumbrante.
Hay lugares donde escapamos sin necesidad de movernos del sitio, este pretende ser uno de ellos. Disfruten de su estancia y sientan las palabras.
lunes, 18 de abril de 2011
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