Vamos a jugar...
Tiremos los dados del destino
y que salgan seises dobles
para que volvamos a tirar
y así sentirnos verdaderos,
y así sentirnos hombres,
ser auténticos seres sinceros.
Mi peón dará un paso adelante
y tu casillero se quedará atrás
y donde antes había un puente
ahora subiré por una escalera
a donde guardas tus fichas, a tu casa
para contarte veinte anécdotas
distintas de como elegí tu color.
Entonces tú tirarás las cartas
y me dirás que elija una.
As de trébol.
Sus cuatro hojas negras marchitas
se llenaran de vida,
se teñirán de verde y lo prenderé
de la solapa de tu chaqueta.
Vamos a jugar...
Huiremos de quien
quiera venir a comernos.
Ya sabes que
siempre se nos dio bien
correr delante de los leones
que intentaron derribarnos,
y es que no somos mas que carne fresca
para los felinos señores.
Apuesta tu torre a la vida.
El reloj de arena ya se giró
y cada vez queda menos
para que se llene
de polvo la mitad inferior.
Defiende a tu dama,
con reinas y reyes,
defiende tus ideas
pero déjalas galopar libremente
a lomos del caballo de la derecha,
déjalas que fluyan
como un ser demente.
Dale jaque al que venga a reprocharte
tus movimientos aleatorios,
aunque puedan carecer de sentido;
siempre pone orden a nuestros actos
el poder de nuestro sabio destino.
Esta maldita ludopatía,
que esta presente de noche y de día,
me llena de vivir,
sus luces y sus ruidos,
me ayuda a olvidarme de quien fui.
Vamos a jugar...
Pero hoy ahórrate las trampas,
intentemos ser legales
por ultima vez,
y que sea la pregunta trivial
la que diga si lo que hicimos ayer
estuvo mal o bien.
Que este juego se acabe
y seamos justos vencedores de él,
y que no sea la ruleta rusa
la que nos lleve a perder.
Que no se aloje su frío casquillo
en el casillero del martirio,
que no repose en nuestra sien.
Que nuestro juego acabe para bien.
Hay lugares donde escapamos sin necesidad de movernos del sitio, este pretende ser uno de ellos. Disfruten de su estancia y sientan las palabras.
sábado, 2 de abril de 2011
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Miedos e Incertidumbres
El tiempo hace tiempo que dejó de dormir en un reloj, el reloj no detiene el control, ni el talento, ni el tiento… No distingo entre el bi...
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Díselo tú… Aunque ella solo quiere bailar, y no se de cuenta que sus pasos ya no son suyos sino de esa música que suena y sueña sin parar....
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