martes, 15 de diciembre de 2009

La lluvia

La lluvia moja mis pies y las ideas de mi cabeza
se descolocan una a una, antes de que amanezca.
Los días pasan incansables y nos conducen a la enajenación personal,
aunque el ser humano no confluya en los recuerdos de un ideal.
La lluvia cubre el cielo de grises y añiles las mañanas,
nos enfría los pies y nosotros nos cubrimos las manos,
la lluvia nos refresca, nos agita, nos confunde la irrealidad,
nos encuentra entre lo personal y lo inmoral.

La lluvia cae sobre mi rostro en plena calle,
y tu caminar incesable se dirige hacia el horizonte,
hacia una simple linea horizontal
tras la que te escondes y no volverás.
Gota a gota, me refresca las miradas,
gota a gota, antes de que te vayas,
dejame seguir siendo el niño que reía,
y parecer ese hombre que lloraba.

Nos dejamos de mirar por el mismo motivo que nace la lluvia,
los cambios de presiones, los cambios de impresiones,
las mil y una ideas de nuestras distintas opiniones,
la inspiración vuelve a mis canciones.
Nacen las melodías cuando me enfado contigo.
Nacen los versos más bonitos, los que no leerás,
los que quedaran para mi siempre,
los que son por algo especial.

La lluvia nos lleva a los cauces de los ríos,
la lluvia nos moja la espalda y nos acaricia,
la lluvia nos sonríe tras el cristal,
la lluvia es aquella persona especial.
Dejate cubrir por ella,
deja que te empapen los recuerdos
y que te regalen los momentos,
que el ayer sea hoy, y que mañana sea un cuento.

Litro a litro de lágrimas del cielo
mi pena se acrecenta,
gris y tardía
como el traje de nubes que visten mis neuronas,
eres fugaz
como los rayos de luz que rasgan los algodones del cielo,
aquellos furtivos rayos que se muestran y se ocultan,
ahora se muestran, mas tarde se van,
son imparables, son luces muertas,
cruzan las lineas del espacio y no las podemos parar,
rebotan en los satélites de mi cabeza
hasta impedirme descansar.

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