martes, 15 de diciembre de 2009

Si Dios se viste de persona

Dime de que color es el cielo,
¿como es el aire que allí se respira?
¿como son la personas?
¿y si tienen las mismas rarezas
que las que habitan aquí?
dime ¿ahora que hacemos?

Dime si Dios se viste de persona con alma
o si todos caminamos sobre un suelo de algodón.
¿Se enturbia el aire
cuando el Señor llora?

Dime como es su rostro cuando se entristece
por vernos pelear
por un pedazo de lo que nos dio,
por jugar con el amor,
por separarnos,
por vivir sin esperarnos,
por dibujar surcos en la arena
con las lágrimas derramadas por los inocentes,
por llorar desconsolados
cuando nos falta un gesto con claridad.

¿Cómo viven las almas?
No hay terrorismos, ni odios,
ni sueños bomba que explotar.
No hay ignorancia vulgar,
ni inclemencia sentimental.

Dime,
¿como es el cielo si aún estas allí?
si no volviste a por mi en forma de colibrí,
para alegrarme las mañanas
para dar color a mi jardín.

Cuéntame a quien te encontraste allí.
¿Había alguien de los que se fue de aquí?
El espíritu de las fantasías,
el señor de los silencios,
y la niña que lloraba
cada noche antes de dormir.

Tirabuzones en el agua
a orillas del recuerdo
del siglo de las letras y las artes,
lloraré por cada pincel abandonado,
por la plumas que al cielo han volado.

Las notas navegan en el mar
de la inmensidad del universo desordenadas.
Las letras no existen como tales.
La comunicación se olvida de nuestra voz,
el contacto físico es mejor,
los besos, los abrazos,
el verdadero amor.

Dime si Dios se volverá a vestir de persona,
dime si nos llevará con él
o si nos hará desaparecer,
dime que los días serán eternos
y que lo mejor es lo que nos queda por hacer.

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