martes, 15 de diciembre de 2009

Mundos Bohemios

Mundos bohemios,
ilustres escritores, volved aquí;
disfrazad el mundo insensible
en un carnaval de luces y sentidos.
Tal vez hubo un día
en que fuerais valorados,
tal vez ese día esté por llegar,
daría la tinta de mis textos
porque fueseis respetados.

Las palabras se convierten en eternidad,
los reproches se transforman en sonrisas
y tú, estás junto a mí
sumando minutos a la vida, quitando días a otras.
Recorreremos kilómetros por inhóspitos caminos,
por lugares aún por descubrir,
paisajes desiertos, tres lunas y cuarto;
paraísos florales, contrastes aromáticos.

Me reencontraré contigo,
quizá en este universo, o en una galaxia cercana
donde los espíritus convergen,
donde los corazones respiran libertad.
Ahorrame palabras,
pronto dejaré de hablar de ti,
es más bello tenerte en mis pensamientos
porque siempre estas conmigo,
aunque no sientas nada,
aunque no sienta nada, solo amor.

Al norte de mis sentidos
se encuentra la insensatez y el delirio,
volveremos a vernos,
en mi coche o en tu hotel.
Los caminos se recorren
siempre en la misma dirección.
Al sur de mi mismo
la madurez de un cuerpo
que hace años dejó de crecer,
las palabras de mi madre
grabadas a fuego en el pecho;
aunque no te lo haya dicho nunca
sé que me protegerás, sé que me amas.

Ahora todo es ausencia
hace tiempo, la soledad me abandonó.
La inspiración saltó de mi cama anoche,
las razones no las sé,
sólo sentí las puñaladas en mi espalda,
y la carta que me dejó sobre la mesilla
no decía nada más que un lo siento,
y un hueco a mi lado izquierdo.
Mi lado derecho, como siempre
No se enteró de nada.

Bohemia es la palabra
que definían mis sueños hasta ayer,
se escondieron los discursos
tras la impaciencia de mis deseos.
Todo se oscurece y no siento nada sin ti.
Dime por que me dejaste aquí,
¿Por qué las palabras
no salen de mi cabeza coherentemente?
Cuando vuelvas,
no te olvides meterlas en tu maleta y devolvérmelas.

Haz de mí lo que quieras.
Una mota de polvo sobre el mueble del salón,
una mancha que no sale de tu jersey.
Haz de mí lo que quieras
pero déjame estar cerca tuya.
Derramame por tu cuarto,
viérteme en sentimientos,
fugaces o permanentes;
pero déjame estar cerca tuya
y haz de mi lo que quieras
lo que necesites que sea.

Una bola de papel,
una canción sin letra ni melodía,
el más absurdo de mis versos,
la palabra que nunca te dije
y la promesa que nunca cumplí
es lo que te dejo como herencia
para cuando me vaya;
por si acaso no me da tiempo
a escribirte antes, pedirte perdón,
y decirte lo siento.
Hasta pronto,
nos veremos cuando todo sea eterno…

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